23/11/2025

DROGAS Y DELINCUENCIA

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Existen multitud de estudios que determinan los diferentes factores de riesgo que influyen en un aumento de la delincuencia, y si hay uno por excelencia, con una correlación más que constatada y corroborada, es sin duda el consumo de drogas. Por ello, una de las actuaciones fundamentales para disminuir las tasas delincuenciales es atacar la venta de sustancias estupefacientes, así como todo lo relacionado con cualquier tipo de actuación en materia de drogas, ya que la tipología delictiva relacionada con estas sustancias es tan amplia como los distintos pasos por los que pasa hasta que se consume, iniciándose en su misma elaboración y finalizando con los efectos que produce sobre la persona.

En primer lugar, hay que decir que, aun cuando la actividad delictiva tiene una íntima relación con el mundo de la droga, existen diversas conductas relacionadas con las sustancias estupefacientes y su consumo que no están penalizadas, y que se sancionan en el ámbito administrativo a través de Ley sobre Protección de la Seguridad Ciudadana. Dentro de estas infracciones podemos incluir el consumo o la tenencia ilícita de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, si se realiza en lugares, vías, establecimientos públicos o transportes colectivos, el abandono de los instrumentos o efectos empleados para ello en esos lugares, el traslado de personas, con cualquier tipo de vehículo, con el objeto de facilitar a éstas el acceso a drogas tóxicas, la ejecución de actos de plantación y cultivo ilícitos de drogas en lugares visibles al público cuando sean de poca importancia, o la tolerancia del consumo ilegal o el tráfico de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas en locales o establecimientos públicos o la falta de diligencia en orden a impedirlos por parte de los propietarios, conllevando todas estas conductas sanciones mínimas de 600 euros.

Dentro de las conductas penadas con relación directa nos encontramos con el delito de tráfico de drogas, regulado en el artículo 386 del código Penal español, y castiga a los que ejecuten actos de cultivo, elaboración o tráfico, o de otro modo promuevan, favorezcan o faciliten el consumo ilegal de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, o las posean con aquellos fines, teniendo diversas penas dependiendo del tipo de sustancia ilegal, así como de la entidad del hecho, de las circunstancias personales del autor, del lugar donde se ejecute el delito, de las cantidades de la sustancia o de realizar el delito como integrante de una organización criminal.

Aunque lo realmente preocupante son los delitos indirectos relacionados con el mundo de la droga, es decir, que se producen como consecuencia del consumo de estupefacientes. Dentro de los delitos con relación indirecta brillan sobre todos los demás aquellos que atentan contra el patrimonio, como robos o hurtos, estafas, apropiaciones indebidas, producidos sin duda por la necesidad fisiológica que produce en el individuo este tipo de sustancias, volviéndose adicto y provocando una dependencia a las mismas inimaginable que, en su forma más extrema, induce a la persona a su única finalidad, consumir droga de forma compulsiva y sin control, repercutiendo en las relaciones sociales, familiares o laborales, ya que esa obsesión le lleva a intentar obtener dinero de cualquier forma, o en su caso coger cualquier objeto que pueda intercambiar por una dosis, sustrayendo a familiares, amigos, vecinos u otra persona todo aquello que le sirva para cumplir con su objetivo único, obtener su dosis en ese momento.

Otras tipologías delictivas asociadas íntimamente a la droga, serían todas aquellas relacionadas con delitos violentos, como lesiones, riñas, daños, agresiones sexuales o delitos contra el orden público entre otros, ya que el consumo de muchas de estas sustancias provocan cambios en la conducta del individuo que generan euforia, desinhibición, falta de autocontrol, autoconfianza excesiva, agresividad, y otros efectos que desencadenan en una conducta violenta en el individuo, y que al igual que los delitos contra el patrimonio, termina afectando en sus relaciones familiares, sociales y personales.

Así mismo, los delitos contra la seguridad vial son otros de los delitos estrella relacionados con el consumo de drogas, resultando clara la influencia que el consumo de estas sustancias produce sobre la conducción y su vinculación en un número muy elevado de accidentes de tráfico, sin que crea que deba de explicar a estas alturas los efectos que tienen estas sustancias en la conducción. 

Por último, hay otra serie de delitos asociados al submundo de la droga; la receptación, el tráfico de armas, distintos tipos de falsedades, usurpaciones o violencia intrafamiliar son algunos de los delitos que pueden vincularse a una interrelación con el mundo de la droga.

Por todo ello, es importantísimo luchar contra los puntos de suministro de droga, que los hay y muchos, ya que está más que estudiada la conexión droga-delincuencia, e intentar luchar social, policial y judicialmente contra la delincuencia asociada a la venta de estupefacientes, ya que ello conseguiría sin duda una disminución de la delincuencia. Para ello se deberían potenciar los grupos específicos de lucha contra esta materia en las fuerzas y cuerpos de seguridad estatales, así como potenciar la creación de determinadas unidades en la policías locales destinadas a trabajar de forma coordinada con aquellos en la lucha contra la venta de sustancias estupefacientes. Sin embargo, la convivencia con este problema es “demasiado cotidiana”, y pasan los años y la percepción es que está aumentando el inframundo asociado a la droga, sin que en ninguna de las administraciones se muestre un interés en su lucha efectiva. 

Creo que, desgraciadamente y sin riesgo a equivocarme, la gran mayoría de nosotros hemos visto o conocemos a personas que podríamos relacionar con este mundo y los efectos que ha tenido sobre su físico, su familia y su entorno.  En nuestro trabajo, y últimamente más de lo normal, vemos todos los días personas de ese inframundo, zombies andantes con la única intención de meterse su dosis, delinquiendo de forma rutinaria y cogiendo lo que sea, haciendo cualquier cosa con tal de conseguirla, y lo que más duele en muchas ocasiones es pensar que esas personas tienen padres, abuelos, hermanos, amigos desde niños, que los ven a diario mugrientos, con un hedor insoportable, extremadamente delgados, durmiendo en la calle. Esa realidad no queremos verla nadie y la tenemos muy cerca de nosotros, por lo que intentemos no blanquear el consumo de drogas, no aceptemos sin más socialmente el consumo de muchas de estas sustancias y andemos con mil ojos para intentar que nuestros hijos no caigan en esa muerte en vida que es la droga, y no dudéis nadie en denunciar, aunque sea anónimamente, los puntos de venta, porque a veces nos puede tocar más cerca de lo que creemos.

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