05/07/2016

EL COMETA HALLEY: UN CASO PARA ENTENDER LAS SUPERSTICIONES POPULARES DE ÁGUILAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

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El inicio del Siglo XX se caracterizó por ser un periodo de importantes cambios políticos, sociales, culturales, que se suceden con rapidez hasta la primera guerra mundial. El siglo se inicia en medio de grandes adelantos tecnológicos en donde ocupan un lugar destacado el automóvil de Henry Ford o el aeroplano de los hermanos Wright. Una serie de teorías entre  las que aparecen las propuestas revolucionarias de Karl Marx, el vitalismo renovador y crítico de Nietzsche, el descrédito de la razón y la realidad de Sigmon Freud se desarrollaran en este tiempo dando lugar al pensamiento contemporáneo. Los descubrimientos científicos como los antibióticos o las vitaminas en medicina, la radioactividad y la teoría de la relatividad en física, ilusionaban acerca del progreso humano. Por último la proliferación de máquinas y el trabajo en cadena, el desarrollo de los sistemas de producción, el crecimiento de los medios de comunicación y el perfeccionamiento de los medios de transporte influirán sobre los modos de vida y la cultura con la aparición y difusión de nuevas modas y estilos entre la sociedad.

Los avances descritos no habían desterrado de la sociedad las antiguas supersticiones, como quedó demostrado con la oleada de pánico que recorrió Europa occidental, motivada por las noticias aparecidas prensa, acerca de la catástrofe que acontecería con el paso del cometa Halley, demostrando así la capacidad de influencia que la prensa puede tener sobre la población.

La observación de los cuerpos celestes desde la antigüedad ha provocado admiración y miedo en los seres humanos, especialmente los cometas, que eran interpretados como una señal de infortunio. En El 44 a. de C. se detectó la presencia de un cometa y esto se relacionó con el asesinato de Julio Cesar. El historiador Josefo relata que en 66 d. C. —cuatro años antes de la destrucción de Jerusalén— apareció un brillante cometa. Otro cometa que se vio en 837 d. de C. se creyó que tenía que había anunciado la muerte del emperador Luis el Piadoso, acontecida tres años después. Aunque no siempre anunciaban la muerte de grandes dirigentes, pues también se relacionaban con la guerra o tumultos. De un cometa visto en 1066 d. de C. se creyó que estaba relacionado con la conquista de Inglaterra por Guillermo “el Conquistador”. Otro, visto en 1456, se consideró una señal celestial a la caída de Constantinopla ante los turcos en 1453. La crisis que en ese momento atravesaba la cristiandad hará que el Papa, Calixto III, excomulgara al cometa. La ciencia moderna no estaba en desacuerdo con estas opiniones como puede verse en el libro del astrólogo inglés Jonh Gadbury “ De Cometis” publicada en 1665 asociándose estos tipos de fenómenos a eventos de carácter nefasto.

Dentro del ámbito popular estas ideas catastrofistas persistieron hasta finales del Siglo XIX  vinculándose la presencia de estos cuerpos celestes con episodios funestos como guerras, pestilencias, hambres, tumultos  o cataclismos. La opinión de este sector social la podemos conocer viendo la obra del astrólogo y matemático valenciano  Gerónimo Cortes “Lunario Perpetuo” de 1594 donde se establecen pronósticos de salud, agricultura o meteorología en relación con el calendario astronómico. Esta publicación se continuó reeditando sin interrupción hasta principios del Siglo XX convirtiéndose en una importante fuente de la cultura científica popular del medio rural. Habían personas que lo interpretaban siendo recordados en nuestra localidad los nombres de Ginés “El Tío Liso” o Diego “El Frasco”.

La información que encontramos en dicho tratado  sobre  los cometas resulta interesante  para conocer la pervivencia de una mentalidad mágica entre la población hasta una fecha reciente.

“Si el cometa o eclipse que apareciere tuviere el color algo negro y tirante a verde, será de la naturaleza de Saturno: señala mortandad y pestilencias, grandes fríos heladas, nieves y oscuridades en el aire, torbellinos, terremotos y diluvios, con hambres y faltas de mantenimientos.

Si el cometa tiene color blanquecino y algo azafranado, será de naturaleza de Júpiter, y señala muerte de algún rey u hombre poderoso. La forma de este cometa es grande y redonda, y al parecer de un rostro humano.

Si el cometa apareciere muy blanco, y de horrible aspecto, y junto al sol, será de su naturaleza; y señala mudanzas en los estados, flaca cogida de frutos, y muerte de reyes y hombres ricos y poderosos.

Si el cometa apareciera con color dorado, será de naturaleza de Venus; y su aspecto grande a semejanza de la Luna con crines, dejando rayos tras si, señala daños en hombres poderosos, y nuevas sectas, señaladamente hacia las partes donde echare la cola.

Si apareciere con diversos colores, o de color cerúleo, y de pequeño cuerpo, y la cola larga, será de naturaleza de Mercurio, y señala muerte de algún príncipe, sediciones, hambres, guerras, carestías, muchos truenos y relámpagos..

Si apareciere de color de plata muy acendrada, y tan resplandeciente que excediere a la claridad de las otras estrellas, será de naturaleza de la luna, y significa de abundancia de mantenimientos; especialmente si en tal ocasión se hallara Júpiter en el signo de Cancro o Piscis: y es denotar que si el cometa apareciere a la parte del Oriente, sus efectos serán muy presto ejecutados en las tierras que estuviesen sujetas al signo con quien apareciere: y si el tal cometa apareciere hacia el Occidente, verse han mas tarde sus efectos.”

El pensamiento científico criticaba estas creencias, como podemos ver en un artículo de mediados del Siglo XIX sobre estos cuerpos siderales, donde se comenta la perdida de este  tipo de interpretaciones sobrenaturales aunque realmente se mantendrán hasta el siglo XX.

 Diario de Murcia 26/9/1858

“Atribuir a los cometas la fatídica misión que se pretende, es lo mismo que desconocer la historia de la humanidad, cuyo destino, es por desgracia vivir, salvos muy ligeros periodos, bajo la influencia de algunos de esos terribles azotes, tal vez providenciales, a que parece condenada. Si algunas veces a la aparición de un cometa ha sucedido alguna calamidad, otras ha sucedido lo contrario, y otras se ha verificado sin semejante precursor: registrasen sino las crónicas; por consiguiente, la razón de coincidencia en que algunos se apoyan para continuar en tamaño error, es de todo punto insostenible a los ojos del buen sentido”.

Las teorías fatalistas estaban intactas a principios del Siglo XX como pudo comprobarse cuando el cometa Halley vuelve a acercarse a la tierra en una crónica que sorprende por su contenido.

La Mañana 8/12/1909

“La presencia de cometas en la esfera estrellada es presagia seguro de infaustos acontecimientos: lo confirma la experiencia de lo ocurrido en todas las edades, lo que está pasando hoy día y lo que seguramente ha de suceder en tiempos venideros. La ciencia moderna, con un exagerado rigorismo, rechaza todas las verdades que no son susceptibles de demostración categórica, sin tener en cuenta que las ramas del sabor humano, mejor fundamentadas y constituidas al parecer, no pueden resistir una crítica severa sin oscilar sobre sus cimientos.

Partiendo da suposiciones, que después han sido discutidas y aún desechadas, se ha llegado a consecuencias legítimas y a resultados importantísimos en la vida práctica; y es que las hipótesis en que se fundan nuestras ciencias, o no son las únicas, que pueden dar explicación racional de los fenómenos naturales, o no son verdaderas en absoluto, o no tienen la necesaria generalidad. Y siendo la ciencia tan deficiente, aún dentro de! alto grado de desarrollo a que ha llegado en nuestros tiempos, no hay motivo bastante para negar en absoluto los asertos suministrados por la imaginación, regida por la experiencia y el buen sentido, sólo porque falta una demostración matemática que dé marchamo científico a ciertas aseveraciones.

Confirma este modo de pensar el hecho frecuentísimo y conocido da todos, de que los descubrimientos científicos no siempre son debidos a un análisis frío y razonado, fundado en teorías y conocimientos clásicos, sino que han sido hijos, en muchas ocasiones, de una inspiración divina, o de un atrevimiento fantástico, o de una feliz adivinación, cuando no de pura casualidad,

A este género de conocimientos pertenece el cuerpo de doctrina formado por los antiguos respecto de los cometas, meteoros ígneos y demás fenómenos extraordinarios que aparecen en el cielo, sirviendo de señalas de la providencia que nunca se deben despreciar. Rezan principalmente estos avisos con príncipes y magnates cuya conducta ejerce gran influencia en la vida de la Humanidad, y afectan, en general, según enseña la Historia, a los pueblos que vivan bajo el régimen teocrático, como ocurre hoy en España, pueblo teocrático por excelencia, aunque el apodo de su forma do gobierno indique otra cosa.

Lo cierto es que los cometas han sido y serán siempre precursores de desdichas, guerras y calamidades de todo género, y que, para prevenirse, es preciso estudiar la forma de dichos astros, región de! cielo en donde se presentan y época de la aparición; así como también analizar y averiguar los signos celestes que corresponden a los hombres más eminentes de la época, con los cuales pueden tener relación aquellos astros.

Existen libros en que figuran catalogadas las apariciones de cometas, acompañadas de una relación de las desdichas que han acarreado desde el cometa que coincidió con el diluvio universal, y que se mantuvo veintinueve días con la constelación de Los Peces, hasta los que han precedido y acompañado en nuestros días a las gestiones de Maura y La Cierva. Pues a pesar de tantas y tal palpables pruebas, aún hay quien niega la funesta influencia do aquellos astros en los destinos de la humanidad. Kepler, que era un hombre esclavo da los números, fórmulas y leyes matemáticas, sustentó un parecer completamente opuesto al común sentir del pueblo y de los astrónomos antiguos, y argumentaba en contra de tales creencias diciendo que, de ser ciertas, el mundo estaría sufriendo constantemente desdichas, ya que los cometas son tan numerosos en el firmamento como los peces en el mar. Desde luego se echa de ver la frivolidad del argumento, puesto que, en España, solamente podemos disponer de calamidades para adjudicar a cada cometa la suya, y no sabremos qué hacer con las que nos sobren.

Concretándonos a los tiempos modernos, conviene recordar que un corneta precedió a la declaración de guerra a los Estados Unidos; cometas ha habido durante las dos guerras de Melilla; el célebre cometa de Morehonse acompañó a la sesión memorable en que so votó la construcción de una Escuadra Wickers, cuando lo que hacía falta era una Escuadra; un enorme cometa barbado acompañó el paso de las huestes neo-carlistas al campo do la legalidad, saltando por el art. 11 de la Constitución, para recibir el confortable calorcillo del presupuesto, vulgo luz de la libertad; otro cometa borroso y crinito apareció cuando en pleno Congreso se hizo el apaño aquel de los azucares, y, finalmente, a cada cometa que aparece el país sufre una nueva decepción qué anula la fe y mata las ilusiones de las almas generosas.

Para orientarse respecto a la significación y probables consecuencias de un cometa es preciso no perder detalle relativo a la forma del mismo, constelación en que aparece y astros más refulgentes cercanos al mismo, consultando detenidamente las obras de los autores más famosos para llegar por un procedimiento  lógico a establecer relaciones exactas entre las señales celestes y los hombres conspicuos y los hechos más culminantes que ocurran en la tierra”.

El desarrollo que había tenido la ciencia desde la última ocasión en que fue avistado en 1835 permitía calcular con precisión cuando la cola seria visible desde la órbita terrestre. Por otro lado el crecimiento de la información hizo que las noticias referentes a este acontecimiento se difundieran por todo el mundo. En septiembre de 1909 el astrónomo alemán Max Wolf, de la Universidad de Heidelberg lo observó comunicándose este hallazgo a la comunidad científica, que avivó el interés por divisar el cometa. La prensa y los científicos se aliaron para despertar la expectación del público motivando un sensacionalismo en los medios periodísticos como el que se había producido anteriormente con el famoso caso  Dreyfus o en la voladura del Maine.

Unas declaraciones del astrónomo Francés Camille Flammarion recogidas en los principales diarios de la época serian el detonante cuando apunto que el hidrogeno de la cola del cometa  posiblemente intoxicaría la atmósfera. Los rotativos de nuestro país también las incluyeron.

Alrededor de Del Mundo 15/12/1909

“¿Qué sucedería si chocase con la tierra el cometa de Halley que se acerca nuestro planeta con espantosa velocidad?

El hecho es muy posible en opinión del eminente astrónomo Camilo Flammarión. Según sus cálculos, -el cometa sólo dista ahora de nosotros 225.000.000 kilómetros. y corre a razón de 3.909.870 kilómetros diarios. Ahora se dirige hacia el sol y la tierra, pero a mediados de Diciembre, y siempre dirigiéndose hacia el sol pasara cerca de nuestro mundo, más no tanto como cuando venga de regreso del sol.

Después de alcanzar su perihelio, el cometa volverá a acercarse a la tierra hasta pasar entre ésta y el sol. Este paso, según calcula Flammarión, de acuerdo con otros astrónomos, se verificará el día 18 de Mayo, y entonces el viajero celeste se hallara nada más que a 10.056.250 kilómetros de nosotros, y entonces  será cuando haya mayor peligro de choque.

La longitud de La cola de Los cometas suele ser en no pocos casos, de seis a doce millones de kilómetros, y siempre va en dirección opuesta a la del sol. Al pasar el cometa cerca de nosotros hay peligro de que su cola toque a la tierra y la envuelva durante varias horas, en cuyo caso, ¿qué ocurriría?

Después de hacerse esta pregunta, Flammarión confiesa que no sabe con exactitud que sería de nosotros en Mayo, pero es tranquilizador saber que no es probable que la humanidad sea borrada de nuestro mundo por los gases venenosos. Sin embargo, aunque no sea probable, puede suceder, y si el oxígeno de nuestra atmósfera se llegase a combinar con el hidrógeno de la cola de un cometa, moriríamos todos asfixiados.

También podría suceder que pereciéramos de un modo tan delicioso que, leyendo la descripción del astrónomo, casi se sienten deseos de que el cometa choque con la tierra, porque  si la atmósfera se quedara sin nitrógeno, todos los cerebros experimentarían una brusca sensación de actividad y la raza humana acabaría en un paroxismo de "alegre delirio y de universal aturdimiento" que borraría todas las penas. Podría darse, asimismo, el caso de que la atmósfera se llenase de ácido carbónico y entonces la intoxicación llevaría a cabo su obra en los pulmones.

Pero después de describirnos estos peligros, capaces de poner los pelos de punta, Flammarión nos recomienda que no nos preocupemos. Por inmensas que sean las colas de los cometas, son tan tenues, que, comparada con ellas, !a atmósfera terrestre es como plomo, y aunque nuestro mundo quedase materialmente envuelto en una, seguramente nos protegería contra cualquier desastre la coraza atmosférica. Un choque de este género sería como si un tren (la tierra) atravesase velozmente una niebla espesa (la cola del cometa). Tal vez se produciría alguna lluvia de estrellas y alguna vistosa aurora boreal, pero nada más. Por otra parte, la tierra ha chocado ya dos veces con la cola de un cometa, en 1819 y 1861, y no escapó mal, Esperemos, pues, que ocurra lo mismo en el porvenir”.

No obstante también habrán medios científicos que desmentirían estas afirmaciones aunque no tendrán repercusión en la opinión pública destacándose el seminario “Madrid Científico”.

Iniciado el año del evento serán abundantes las noticias en los diversos diarios nacionales. Los medios de nuestra región también se sumaran al debate por el interés social que despertaba. La primera ocasión que pudo contemplarse sobre el cielo levantó una evidente curiosidad  que puede comprobarse en la narración del fenómeno que aparece en la prensa de nuestra capital.

El Tiempo 22-1-1910

“Anoche lució en nuestro horizonte con toda su esplendente belleza el cometa que viene preocupando a los sabios por su aproximación a nuestro planeta. Poco antes de oscurecer y por el lado de Occidente  dejose ver con su ráfaga en sentido vertical, tan extensa y tan viva que era realmente maravillosa y sorprendente. Los que se retiraron algo tarde del paseo pudieron largo rato recrear su vista con el fenómeno, que no por ser conocido, deja de ser siempre digno de cierta respetuosa admiración.

Hasta los tres cuartos para las siete estuvo sabré nuestro horizonte habiendo circulado rápidamente la  noticia de su aparición y siendo muchísimos los que salieron al Malecón y a la orilla del rio para verlo.

Las conversaciones sobre el cometa eran más originales que su misma aparición; pues los artículos que han aparecido en la prensa han impresionado la fantasía popular y eran de oír los comentarios que sobre el asunto se hacían.

Con la desaparición del astro y con viento intensamente frio los corridos se deshicieron continuando después hablándose de la extraña presencia de nuestro amigo peligroso.”

Idéntica admiración encontramos en Cartagena donde también se describirá dicho suceso.

 El Eco de Cartagena 25-1-1910

“De noche infinidad de curiosos provistos de anteojos de más o menos alcance, o de otros aparatos visuales se estacionan en la Plaza de España o en el muelle de Alfonso XII para observar el movimiento de los astros y contemplar el resplandor que se trae la estrella con rabo como denominan al nuevo cometa que ha aparecido entre esa inmensidad de estrellas y luceros que brillan en el espacio.

Cada cual comenta a su manera la aparición del nuevo astro y hay quien prevé grandes cataclismos. “

No tardaran en sucederse las crónicas que intentaban  desterrar los presagios siniestros.

El Liberal 25-1-1910

“Sería triste que a estas alturas el temor hiciera de las suyas, y presenciáramos algo como en los tiempos en que la Astronomía no había llegado a la altura en que hoy se encuentra. Muchas tonterías se han hecho y muchas desgracias han ocurrido, cada vez que los cometas se han aparecido a los humanos, tonterías y desgracias ocasionadas por el temor inmenso que justifica el atraso de las épocas pasadas”.

Incomprensiblemente en la ciudad de Cartagena las reseñas tendrán un carácter irracional.

El Eco de Cartagena 20-1-1910

“Los sabios astrónomos de Paris niegan que haya peligro en el choque del cometa Halley con la Tierra.  La velocidad que trae es de ciento cincuenta mil kilómetros ¡por hora!.

El contacto se verificara el día 15 de Mayo, pero solo se producirá el rozamiento de la cola del cometa con la atmosfera terrestre.

El único peligro ¡casi nada! Es que el gas nitrógeno, que contiene en abundancia la masa del cometa se mezclara con el aire, envenenándolo o inflamándolo súbitamente por la acción del fuego o cualquier chispa que produjera el tremendo fenómeno.

Hay que prepararse que vamos a arder vivos”

El científico Camilo Flammarion ante la seria situación que provocaron sus declaraciones sobre   las masas iletradas intento modificarlas afirmando categóricamente “Y pensar que en nuestros días hay gente que crea en semejantes absurdos!. Y es que las personas ignorantes son siempre las mismas   en todos los países: supersticiosas, crédulas, siempre dispuestas a asustarse cuando no hay porque. No temáis a los cometas, astros inofensivos que no anuncian ni causan ninguna desgracia. En Noviembre de 1872 un cometa se acercó a nosotros tanto, que debió tocar con la cola la atmosfera terrestre. ¿Qué ocurrió?. Nada, o algo mejor que nada; ¡una magnifica lluvia de estrellas fugaces!.”

Ya era demasiado tarde para rectificar cuando con la visión del cometa habían proliferado charlatanes, videntes y adivinos, acrecentaron el miedo aprovechándose de su presencia      Los temporales que durante el mes de febrero habían desbordado el Sena inundado Paris         y otras poblaciones francesas se atribuirán a este viajero espacial respaldándolo la ciencia.

El Liberal 14-2-1910

“La hipótesis- ha dicho- de que un cometa pueda trastornar la atmosfera de nuestro planeta, provocar grandes lluvias y ser causa de grandes inundaciones y repentinas crecidas no es absurda. Razona su hipótesis diciendo, que los rayos catódicos que emanan del Sol y hacen luminosa la cola de un cometa, al tropezar con un obstáculo se transforman en rayos X.  

Estos rayos que corren con enorme velocidad tienen al mismo tiempo una gran fuerza de penetración. Para explicarse ahora la acción de un cometa sobre nuestra atmosfera, no hay más que tener en cuenta que los rayos X tienen la propiedad de condensar los vapores.

Los rayos X emanando del cometa han podido penetrar en nuestra atmosfera provocando formidables condensaciones”.

Llegado el mes de Mayo seria cuando estaba previsto que atravesara la tierra, aunque desde varios meses antes se había podido observar,  la proximidad de acontecimiento acrecentó la curiosidad entre la población. Nos podemos hacer una idea del estado de ánimo  en aquellos inciertos momentos con una noticia referente a la ciudad de Murcia que aborda la cuestión.

El Liberal de Murcia 16-5-1910

“La aparición del cometa Halley trae muy preocupada a la gente, siendo muchos los espíritus apocados que temen que el comete choque con la Tierra y la reduzca a polvo. Según los sabios, puede haber un ligero rozamiento entre la cola del cometa y la atmosfera que nos rodee, pero nada más; de modo, que no hay que asustarse.

Para ver al cometa y su enorme cola han acudido ya varias madrugadas algunos curiosos al puente viejo y sus alrededores, desde cuyos sitios han podido contemplar el misterioso espectáculo. El cometa efectivamente, se ha visto desde hace bastantes noches, pero solamente por los guardias nocturnos y contados trasnochadores.

Era cuando, mirando desde la plaza de le Reina, parecía que el núcleo luminoso estaba sobre la plaza del  Cardenal Belluga y la cola se extendía hasta la casas de Zubalburu. Entonces se veía perfectamente antes de las tres de la mañana.

Día tras día ha ido apareciendo más tarde, no habiéndose podido ver completo desde hace tres noches en los sitios indicados.

Y precisamente, estas madrugadas que ha sido más perezoso para dejarse ver, es cuando más gente ha acudido a verlo, quedando, por tanto, algo defraudada; pues solamente ha podido contemplar el trozo de cola que asoma ahora sobre el terrado del ayuntamiento.

Dicen que al comete anuncia guerras, asolamientos, fieros males, como dijo el clásico. No lo creamos; no obstante, a alguno o algunos de los que van al Puente y al Arenal a verlo, puede costarles un disgusto, porque las madrugadas son muy frescas y aquellos sitios son muy a propósito para coger por lo menos un enfriamiento.

A los que no quieran pasar las molestias de una noche sin dormir, les queda la esperanza de que podrá verse cómodamente el cometa dentro de pocos días a la puesta de sol.

Entonces es seguro que Halley tendrá muchísimos más admiradores que ahora; porque si bien la curiosidad por verlo es grande, el sueño también tiene atractivos muy poderosos”.

Las reacciones en el resto del país fueron diversas: En Bilbao se habla de colas de feligreses para comulgar, en La Coruña tenían “gran pánico” y en Valencia incluso hubieron suicidios.

No tenemos crónicas de Águilas pero contamos con el testimonio de Agustín Muños que pudo verlo en plena adolescencia. “En aquella época teníamos catorce años, y a la salida del colegio, en donde cursábamos, los estudios de Bachillerato, para después y durante el  mes de junio, si había suerte, y si no, otra nueva en septiembre ir a Murcia, en donde nos esperaban unos respetabilísimos catedráticos llamados Don Andrés Baquero, don Marcos Martín de la Calle, don Miguel Rivera y otros muchos más que recordamos, más bien con afecto. Aquellos días, como digo, nos dirigíamos al puerto de Poniente y durante el oscurecer podíamos presenciar un maravilloso espectáculo, sobre las lejanas montañas de Oeste; era nuestra visión, un clarísimo y potente cometa de larga cola, que poco a poco, y durante los demás meses, hasta el de junio, que entonces se veía sobre Cope, con una inclinación de unos treinta grados y con la cola hacia arriba, de izquierda a derecha”. Luego dice “todas las conversaciones eran entonces acerca de las consecuencias que podrían acarrear a nuestro planeta y sobre todo a la humanidad que lo habitábamos en aquellas fechas, en caso de choqué, como algunos predestinaban. Hay que pensar en la situación- en que nos hallábamos en aquellos felices tiempos que no, contábamos ni con la aviación ni con esa avalancha de vehículos- por caminos, y carreteras, ni con esos; adelantos, de estos agobiantes tiempos modernos”.

Pablo Díaz Moreno apunta como en el campo la gente cuando atardecía se encerraba en casa y echaba la tranca de la puerta espantados. La situación sería aprovechada por unos avispados  en Las Cruceticas que entraban en los corrales a llevarse las gallinas por no estar vigilados Después de varios hurtos se subieron a un cerro donde prepararon una cena acompañada de vino para esperar el paso del cometa. Mientras degustaban el plato comentaron que no sabían si vendrían el fin del mundo pero que ellos estaban en la gloria, conociéndose desde entonces aquel lugar con cierta ironía por parte de los lugareños con el nombre de Cabezo de la Gloria.

La fecha señalada se presentó nublado por lo que no puedo contemplarse en su totalidad el fenómeno celeste. En ciudades como Bilbao se organizaron verbenas anunciándose que esta duraría “hasta que el mundo acabara”. En Madrid un restaurante ofreció un menú del cometa en donde aparecía sopa de “estrellas”, “Los presagios catastrofistas que desde hace varios meses circulaban entre la población no se cumplieron volviendo la vida a la normalidad. La prensa demostró la influencia que tenía como luego se comprobó en la guerra mundial que comenzó poco después. También se reveló la capacidad que los medios tenían para originar alarma social como evidencio Orson Walles en la radio con la emisión de “La Guerra de los Mundos” que causó una enorme conmoción al considerarse verdad la invasión alienígena.

Para acabar puede añadirse que este episodio del cometa Halley marcará la entrada en un nuevo periodo de enormes cambios producidos por la guerra mundial donde se implanta el pensamiento moderno racional en la sociedad, abandonando un modo de interpretar la realidad desde unos códigos ocultos que al olvidarse perdimos con ello parte de nuestra cultura.

 

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