07/03/2020

Historia y Orígenes del antiguo Carnaval de Águilas

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El carnaval de Águilas es un importante evento festivo por su transcendencia histórico- cultural y sus indudables elementos antropológicos. Las fuentes documentales desde el Siglo XIX muestran la tradición que tiene la celebración, siendo el carnaval de relevancia social más antiguo de la región de Murcia. No obstante, la primera referencia  que se tiene en Águilas citando el carnaval es un documento de principios del Siglo XVII, que es anterior a la fundación del pueblo, donde se informa de la deserción del cabo de la  torre, Ginés Rosique, declarando el guarda de la misma, a  16 de febrero de 1603, lo siguiente “dijo que dos días antes del Domingo de Carnestolendas que el dicho Rosique se salió de dicha torre diciendo que venía a esta ciudad y que todavía no había vuelto”. Habría que referir que durante el reinado de Felipe III (1598-1621) y Felipe IV (1621-1665) el carnaval tendrá un periodo de florecimiento. En cualquier caso, lo que habría en un paraje deshabitado como este, serían actos de índole bromista entre los miembros del destacamento militar propios de este tiempo. Las primeras muestras de disfraces ocurrirán en el medio rural, en el tránsito del Siglo XVII-XVIII, cuando aparecen numerosos caseríos en el término municipal, en las alquerías del interior (Tébar y Chuecos) y en la zona de la Marina con la reducción de las incursiones berberiscas, en un periodo de estabilidad económica superada la crisis de la centuria, recuperándose las pesqueras, lográndose con esto una población estable. La fundación de Águilas, en la segunda mitad del Siglo XVIII, hará que el carnaval se realice en el núcleo urbano con sencillez, no produciéndose cambios destacables hasta los años centrales del Siglo XIX.

Los orígenes de su importancia en la localidad se remontan al periodo 1843-1847con la instalación de siete fundiciones en el litoral de Águilas por ser la salida natural del mineral de la cercana sierra de Almagrera. Esto incrementará las relaciones con la vecina comarca del Almanzora (Cuevas, Vera) donde los carnavales tenían una especial incidencia. Igualmente, habrá desde esa zona una numerosa emigración por la demanda de operarios, haciendo que la fiesta destaque en la población. La resonancia que pronto alcanzará la fiesta lo demuestra un Acta Municipal de octubre de 1851, donde se dice que con motivo del embarazo de la Reina Isabel II el consistorio establecía los siguientes actos:

Día 1º: Te deum con música por la mañana, y algunos disparos, del cañón al principio, en medio y conclusión de dicho acto= Comida a los Pobres al medio día= Un novillo embolado y máscaras por la tarde = Y por la noche iluminación general y baile público.

Día 2º: Comida a los Pobres= Otro novillo embolado y máscaras en la tarde = Y por la noche iluminación y baile público.

Día 3º: Como el anterior, excepto el novillo, y en su lugar habrá cucaña.

El haberse incorporado las mascaradas como parte de la celebración los tres días denota su popularidad entre el vecindario. Las décadas siguientes el carnaval quedará asentado dentro del sustrato cultural local. Los bailes del Casino alcanzarán notoriedad con la adquisición de un amplio local (1869), este estaba ubicado en la calle Floridablanca, donde había estado la primera iglesia de Águilas antes de trasladarse a la actual de San José. La transcendencia de la celebración de carnaval en la localidad puede verse en una noticia en prensa.

 La Paz de Murcia a 14/3/1878

Todos los artículos de primera necesidad alcanzan precios elevados. Nunca he visto carnaval más desanimado. El pueblo no tiene humor para divertirse. El por qué queda dicho anteriormente.

El baile del casino poco concurrido. Los de salones particulares algo más animados, principalmente el de la calle del Rey Carlos.

En los días de carnaval no han suspendido sus tareas las fábricas de espartos, quizás porque sus dueños han tenido en cuenta la situación pecuniaria de los trabajadores.

La importancia de esta fiesta queda demostrada cuando se indica que durante esta fecha las fábricas cesaban su actividad, lo mismo que ocurría en las minas de Sierra Almagrera, que hacían unos de sus periodos de descanso en los tres días del carnaval. Esto ratifica la influencia cultural de esa comarca sobre la localidad, de la que se recibió un número elevado de emigrantes. No solo será en este aspecto. Otros elementos tan destacados en el municipio como son: la práctica del trovo, la devoción minera por la imagen de la Virgen del Carmen presente en la Cuesta de Gos, los cascarones de Carnaval o la representación a lo vivo en semana Santa de Jesús el Nazareno al monte Calvario conservada hasta el último tercio del Siglo XIX en Águilas, tenían también el mismo origen. Habrá, además, una serie de datos que indican como era el carnaval en esta época. La noticia habla de la diferencia de ambiente en la población con años anteriores, lo que indica la relevancia del carnaval popular. Igualmente refiere fiestas privadas en domicilios particulares además del Casino.

El carnaval de Águilas en las últimas décadas del Siglo XIX alcanzó una dimensión como manifestación festiva tan elevada, que incluso desde el Ayuntamiento será regulado como muestra las Ordenanzas Municipales publicadas el 19 de marzo de 1887. Interesa el segundo enunciado por decir cuáles eran las prácticas habituales que había en el antiguo carnaval, que coinciden con las que Julio Caro Baroja relata como propias para estas fechas. Entre las que se especifica, estaba la   prohibición de arrojar distintas sustancias que pudieran molestar o ensuciar (agua, harina, ceniza) que sería habitual en la época.

Los bailes, igualmente, serán a finales del Siglo XIX algo tan habitual que en el Casino estaban establecidos preceptivamente dentro de los eventos anuales.

Diario de Murcia 15/2/1891

Los días 8 y 10 del corriente tuvieron lugar en el Casino Sociedad de Amigos los dos bailes de máscaras que prescribe el reglamento.

El tránsito al Siglo XX marcó un nuevo impulso al Carnaval en el municipio por la importancia de los centros de reunión. La construcción del actual edificio del Casino (1895) y la apertura del denominado Círculo de Artes y Comercio (1898) en el local que este ocupaba que contaba con más de quinientos socios y que estaba integrado por operarios ferroviarios y obreros, establecerá una división definitiva entre el informal festejo callejero con los lujosos bailes de la noche, difundiéndose este modelo de celebración refinada entre las clases populares. Las crónicas de principios del Siglo XX muestran la animación que alcanzaban las fiestas en estas sociedades, que se prolongaban hasta llegar la madrugada. Mencionar en este sentido por su magnificencia cuando la directiva del Casino que terminaba mandato celebró una Piñata fastuosa (1906) para la cual se dispuso un vagón de flores desde Murcia para decorar el edificio con un coste de diez mil pesetas. Había igualmente en la población un ambiente destacado con comparsas con un mismo disfraz. En este periodo es cuando aparecen las formaciones musicales (Estudiantinas y Murgas) que tomarían parte activa en la celebración, siendo un elemento destacado. Un apunte interesante que comenta la prensa es la presencia abundante de niños, lo que indica la implantación del carnaval en todos los niveles de edad. Las primeras imágenes que se conservan son de esta época siendo retratos de estudio de infantes principalmente

La celebración vivirá sus años dorados el tiempo anterior a la guerra mundial. Los distintos centros destacarán por sus bailes, organizando el Ateneo de Águilas el primer concurso de carácter infantil (1914) donde la infanta Isabel donó un premio. Una vez iniciada la contienda no habrá apenas incidencia, aunque se emitirá un edicto del Gobernador Civil de Murcia donde se prohibía disfrazarse de ninguna de las partes enfrentadas. Del mismo modo no se permitía usar el uniforme de los exploradores durante el carnaval, haciendo un comunicado del comité local advirtiendo que este solo era para actos de la agrupación, siendo denunciado quien lo hiciera. Los años veinte habrá un cierto decaimiento por la prohibición del directorio militar con Miguel Primo de Rivera, coincidiendo con la guerra de Marruecos, reduciendo el carnaval a centros de recreo. No será así en la segunda República donde se produce un despertar popular por las libertades que aparecen. El carnaval alcanzará una enorme importancia destacando la presencia de las murgas por lo desenfadado de sus letras de tema político y social. Habrá una con integrantes femeninas “La Murga del Yoyo” (1933) que llamará la atención por vestir estas con pantalón ceñido, lo que estaba mal visto entonces por considerarse una prenda masculina.  Igualmente serán importantes los bailes celebrados en las principales sociedades (Casino. Círculo de Artes y Comercio, Casa del Pueblo, Círculo Agrario y Salón Ideal). Habrá también bailes infantiles de disfraces y concursos. Entre los celebrados destacó el de cinco pesetas (1935) donde los trajes no debían superar ese precio, aportándose una factura con el gasto de material para demostrarse. El último carnaval antes de la guerra civil había un ambiente enrarecido por la politización de la sociedad. Pudo verse una comitiva portando un ataúd de Gil Robles simulando el entierro de la derecha. Habrá igualmente desconfianza, no abriéndose la puerta a máscaras que eran desconocidas.

Iniciada la contienda, el carnaval se suspenderá por la especial situación de la nación, siendo prohibido después durante la dictadura, por ser contraria a la disciplina y autoridad que quería imponerse. En Águilas, donde apenas se habían vivido episodios dramáticos tanto en la contienda como con la implantación del franquismo, pronto aparecerá el carnaval clandestino, con la jurisdicción militar vigente, con algunas máscaras esporádicas por el barrio de San José, donde era más fácil escapar en caso de presentarse la autoridad. Los bailes en el Casino volverán a finales de la década de los cuarenta, aunque restringidos a familias distinguidas del pueblo. Los años cincuenta serán más habituales las máscaras. Los intentos de eliminar las inversiones masculinas fracasarán. El Casino estará consolidado como centro de la fiesta, aunque apareciendo los bailes estipulados en su reglamento (1956). Igualmente serán destacados los bailes que organizará el Balneario Municipal (1954-1964) que serán de libre acceso. Habrá también en domicilios particulares (Cuevas de Poniente, Molino, Estación). La música era con gramófonos o iba Rondalla de los Ciegos a las casas alcanzado estas reuniones resonancia entre los vecinos. Los años sesenta se iniciará una relativa tolerancia con la Alcaldía de Vicente Bayona (1961-1963). No obstante, las máscaras que fueran moralmente inapropiadas serán igualmente perseguidas. Los niños empezarán a ser protagonistas. Incluso habrá un desfile de disfraces con la “Cabalgata de la Bondad” (1961). La situación no cambió con el edil Luis Muñoz (1963-1967) quien mantuvo la permisividad. Los números en las calles aumentarán no permitiéndose las muestras indecentes. El Casino en esta época se abrirá más al público. Las máscaras tenían que descubrirse no permitiéndose las referencias relativas a ninguna institución. No habrá cambios tampoco con Emilio Landaburu como regidor (1967-1972). La autoridad en esta época solo pasaba de manera rutinaria como advertencia para los que usaban atuendos indecorosos. Los bailes del casino capitalizarán la fiesta, siendo muchos los que intentaban acceder sin resultado, inventándose múltiples maneras para acceder. Había que tener algún conocido socio o pasar confundido en la multitud.

La nueva situación política que se abre con la muerte del dictador supuso una nueva etapa. En Águilas, donde se había venido celebrando con relativa normalidad no supuso novedades. El primer carnaval autorizado será dos años después (1977). No obstante, hasta el año siguiente en la población no se pudo celebrar con plena libertad siendo el primer carnaval verdaderamente de la democracia el de 1978.  Pronto se organizarán desfiles (1983) entrando en una nueva etapa en la que perderá espontaneidad, pero ganando en espectacularidad, siendo en la actualidad uno de los tres carnavales de Interés Turístico Internacional que hay en España junto con Cádiz y Tenerife, demostrando la calidad que atesora.

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