25/04/2020

La historia de las plazas de toros y la afición taurina de Águilas

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Las primeras referencias de fiestas de toros en Águilas serían con motivo de la proclamación de la Constitución, en julio de 1812, donde entre las celebraciones hubo por la tarde una corrida de toros en la actual Glorieta, entonces denominada Plaza Mayor, que se cerró para la novillada. En los diversos actos organizados con motivo del embarazo de la reina Isabel II, en octubre de 1851, el consistorio incorporó para dos de los tres días un toro embolado. Igualmente, durante la consagración de la Iglesia de San José, en diciembre de 1853, hubo en el último día como diversión una novillada y cucaña que tendrá lugar, como en otras ocasiones, en la Plaza de España. Esta era entonces un espacio de tierra, poniéndose el arbolado el último cuarto del S.XIX.

No había la suficiente población para tener una plaza de toros, acudiendo los aficionados a la antigua que se hizo en Lorca (1839). Habrá que esperar a 1884 para que se instalara la primera, coincidiendo con la temporada de baños. En ese momento se estaba en un periodo de crecimiento económico con la conversión de las fundiciones de mineral en almacenes de esparto desde 1870, produciéndose además un nuevo desarrollo de la industria minera. Igualmente, se estaba realizando las obras del puerto (1886), por lo que habrá un importante aumento demográfico derivado de la importante actividad comercial. En esa época, los principales ídolos taurinos que había eran Rafael Molina “Lagartijo” y Salvador Sánchez “Frascuelo”, manteniéndose entre ambos una apasionada rivalidad. La construcción de la plaza se inició en el mes de julio, retrasándose un mes de lo que en principio estaba previsto. El corresponsal del diario regional “La Paz” de Murcia será crítico con el recinto, del que escribirá que era “detestable y sin condiciones de ningún género”. Estaba ubicada en la zona de Huerta, donde estaba el edificio de Acción Católica.

Mediante artísticos carteles había sido anunciada con la debía antelación, imprimiéndose además coloridos programas donde aparecían la ganadería y los toreros participantes.

Eco de Cartagena 23/5/1884

Los seis toros que han de ser lidiados, pertenecen a la acreditada ganadería del Conde de la Patilla y los espadas encargados de lidiar los bichos, son Manuel Fuentes «Bocanegra», Valentín Martín y Luís Mazzantini, acompañados de sus correspondientes cuadrillas.

Con tales elementos, no dudamos que la corrida que se prepara será notable y que el público favorecerá a la empresa que, con tanto desinterés, ha organizado tan costosa fiesta.

Los precios de las localidades establecidos se detallaron de la siguiente manera:

Palcos altos con grada y cuatro sillas, sombra 220 reales sol y sombra 140 reales. Sillas delanteras de palcos, sombra 32 reales. Asientos de grada de palcos, sombra 14 reales. Sillones, sombra 30 reales. Ante-sillones, sombra 16 reales, sol y sombra 9 reales. Contra-barrera, sombra 32 reales, sol y sombra 16 reales, sol 8 reales. Segunda id, 20 reales. sol y sombra 11 reales. Grada cubierta de primer piso, sombra 10 reales.

La prensa nos describe el desarrollo que tendrá esta primera tarde de toros de Águilas, teniendo que destacar la capacidad de la plaza para tres mil personas.

Diario de Murcia 15/8/1884

El día 13 tuvo lugar en Águilas el estreno de la plaza de toros recientemente construida. Está situada esta a la derecha de la puerta llamada de la huerta y su construcción es de madera con una cabida de 3.000 almas.

Dicha plaza no es de las que mejores condiciones tienen en esta provincia, pero bien pueden lidiarse en ella toretes utreros y cuatreros de ganaderías de segundo orden.

El estreno de la plaza no ha correspondido a lo que esperaban los aficionados, pues para inaugurarse no debía haberse precedido con tanta precipitación y sí debía haberse traído ganado de cartel.

En la de ese día se lidiaron cuatro becerros y un torete, que ya habían sido corridos en otra plaza, razón por la que no dieron el juego debido. Los aficionados murcianos Valentín, Pretel, Bernal, el Chalao y otros tres de Lorca, encargados de la brega, cumplieron poniendo algunos pares de rehiletes buenos, dadas las condiciones de los cornupetos. Valentín mato el tercero de una media estocada, que le valió aplausos.

La aceptación que tendrá hará que sean organizadas otras dos para ese mismo mes, siendo las mismas cuadrillas que en la primera las que tomen parte en estas capeas. No contarán en absoluto con la aprobación de la prensa. El diario de Murcia haciendo balance final de aquel verano escribirá “En diversiones no han faltado toretes que no merecen los honores de la mención” refiriendo sobre la deficiente calidad que tenían. El buen tiempo motivará que se prolongue la temporada anunciándose en la prensa.

Diario de Murcia 15/8/1884

Para el 15 y16 del próximo septiembre se verificarán otras dos corridas. Los aficionados esperan que esos días la empresa esté más acertada en la elección de ganado.

Hasta noviembre mantendrá la actividad, terminándose iniciada la estación otoñal

La Paz 30/11/1884

Las novilladas que iban a celebrarse hoy en Lorca y Águilas, se han suspendido por causa del mal tiempo.

No tendrá continuación acabándose las celebraciones taurinas. Los que quisieran presenciar tenían que desplazarse a las plazas de Lorca (1882) o Murcia (1887)    Habrá un intento de instalar otra con la apertura de la línea férrea (1890) cuando Águilas se convierte en un importante núcleo de veraneo, pero al final no sucedió.

Las provincias de Levante 7/7/1891

Según parece, ha fracasado el proyecto de construir en Águilas una plaza de toros.

No obstante, habrán corridas de toros en el Teatro Circo en la Huerta. Este recinto, que abrió en 1890, era circo ecuestre contando con un coso donde ofrecía espectáculos de diversa índole, como la ocasión que hubo una pelea entre un toro y un perro. Una de las novilladas que se organizaron participará una torera que usaba el apodo del gran diestro de la época, Mazzantino. La escasa habilidad que demostraba la espada hizo que tenga que ser un aficionado de Águilas llamado Lucas López García, que estaba    entre el público, el que termine con la faena, siendo el primer torero de nuestra historia. El comentario de la prensa taurina acerca de su actuación aportaba un toque irónico.

El Enano 5/8/1894

La corrida celebrada anteayer en nuestro circo taurino, fue de todo, menos corrida de novillos.

La valiente y arrojada mataora La Mazzantina, no hay duda alguna que solo se ha visto ante un cornúpeto en la tarde del domingo último, a juzgar por el miedo que ante los cabritos manifiesta, cosa que vemos muy natural en una señora.

Hecha la correspondiente señal por el presidente, que lo era el cabo primero de la guardia municipal Juan Carranza, dio su indispensable paseo por el redondel de la plaza la cuadrilla, y con ella la heroína de nuestra historia, o sea la Mazzantina, que lo mismo fue terminar el paseo saltó la barrera para quedarse en el callejón, de donde no debió de haber salido.

Pero no sucedió así, y al segundo novillo (de los tres que debían lidiarse) que era el designado para ser sacrificado, una vez que el clarín sonó, tomó los trastos la valiente mataora, que, al encontrarse frente a frente del Miura, pusose a temblar (del mucho valor, se entiende) y fue volteada por aquel.

Intentó de nuevo darle la cara al bicho, y vuelta a ser revoleada; nuevo intento, y tercer revolcón, y en fin, que el público estaba aburrido y que al novillejo tuvo que darle muerte un aficionado de Águilas, llamado Lucas López García, ayudado en su faena, que resultó bastante lucida dadas las condiciones del novel torero, por el cajista de nuestra imprenta, José García (a) Marrista, aficionado como el que más a la fiesta nacional, y que escuchó palmas al clavar un buen par y en varios lances de capa.

Para terminar; el público engañado y aburrido, y la novillada, lo que quiera llamarse, detestable: y aconsejamos a la valiente Mazzantina, que se retire a su casa donde las delicias del hogar doméstico le proporcionaran más goces que las corridas de toros.

Una nueva iniciativa para construir una plaza de toros se produce ese mismo año.

Las Provincias de Levante 17/10/1894

En breve comenzarán en Águilas los trabajos para la construcción de una plaza de toros, cuya inauguración se celebrará el año próximo con una buena corrida.

¡Y dicen que va disminuyendo la afición a los toros!

Esta se empezó en las inmediaciones de la estación, haciendo solo los cimientos. Lo mismo que anteriores ocasiones, no se materializará. El teatro era realmente la opción de entretenimiento elegida por el pueblo. Las ocasiones que había una novillada será en el Teatro Circo. Un periodista del diario regional las “Provincias de Levante”, en diciembre de 1896, con motivo de venir a Águilas apunta “estuve en el teatro que es a la vez circo ecuestre y plaza de toros, todo en una pieza”. El final del siglo XIX tendrá un importante incremento de los eventos taurinos. La pérdida de las últimas colonias ultramarinas (1898) hizo que los toros fueran vistos como la representación del espíritu de España como nación en un momento en que necesitaba héroes. Los principales nombres del mundo del toreo que estaban disputándose la primacía eran Ricardo Torres “Bombita” y Rafa Guerra “Guerrita”. No quedará Águilas al margen de esta corriente que se estaba dando por el país.  Habrá de esta manera dos capeas en el Teatro Circo el mes de enero de 1899. La prensa especializada taurina hace la siguiente crónica respecto a la segunda.                  

El Enano 15/1/1899

El pasado domingo se celebró en Águilas (Murcia) una corrida en la que se lidió ganado de García Oñoro, que resultó bastante mediano.

Bonifa y Currinche quedaron bastante bien matando, por lo que se le concedió a cada uno una oreja. También parearon muy bien al tercero, y el Baulero quedó muy bien pareando a caballo.

Avelino y Zurini quedaron bien en la brega, y todos en general, como el domingo anterior en Lorca, fueron muy aplaudidos.

Un apunte de otro medio revela la precaria situación de estos toreos aficionados.

El Toreo 16/1/1899

 Los toreros madrileños tuvieron que conformarse con los gastos de fonda y tren, no viendo linda mota, y yo me fui para mi tierra lamentando que esas cosas pasen a los que van a exponer su vida por ayudar a levantar el puchero de su casa.

Los primeros años del Siglo XX continuara este interés taurino. En la época de verano tendrá lugar un encierro con José Castaño “Murcianito” con renombre en este tiempo.

Las Provincias de Levante 18/7/1900

En la corrida de toretes verificada en Águilas el domingo último, estuvo a gran altura, según nos dicen de dicha villa, el aplaudido diestro «Murcianito».

El segundo, toro que era un marrajo, lo trasteó con arte y valentía, despachándolo de un pinchazo y una estocada hasta la mano.

Le valió una ovación y la contrata para otra corrida.

De los demás, solo merece citarse el banderillero «Salaito», cuyo trabajo fue muy aplaudido.

La corrida resultó muy animada.

La apertura de las primeras salas cinematográficas (1901), unido al desarrollo de la afición por el fútbol en Águilas durante la primera década del Siglo XX, motivó que los toros perdieran relevancia en la población. Igualmente, el teatro tenía una enorme relevancia social, siendo populares los números de varietés frente a la fiesta taurina. La última de la que habrá constancia estos años será una del mes de mayo de 1903. El cierre del Teatro Circo en 1904 supone la desaparición de encierros esta época. La corporación municipal en un pleno de junio de ese año comentaba lo siguiente: “Donde se carece de plaza de toros, le mejor festejo que al forastero se le puede hacer, es ofrecerle una población que respire por todas partes limpieza, de plaza de abastos abundante y no cara, de casas cómodas y baratas, de paseos alegres y perfumados con las flores que haya en sus jardines”.                                                     

Mirando la prensa, aparecerán numerosas referencias de lo positivo que resultaría una plaza de toros para el municipio, pero no habrá ningún empresario interesado en un momento en que el teatro y el cine acaparaban la atención de la ciudadanía. Hasta los años treinta no cambiará la situación. La prensa local comentaba de esto:

 Amanecer 30/9/1933

No tenemos plaza de toros propia; pero la de Lorca la contamos como nuestra por ser la que tradicionalmente hemos ido y a la que seguiremos yendo conforme nos atraigan sus carteles.

Durante la república, se produce un incremento de espectáculos de índole popular donde entraba el toreo. Había vivido una edad de oro el primer cuarto del Siglo XX con el duelo entre Juan Belmonte y José Gómez “Joselito”, estando en la época nombres como Manuel Jiménez “Chicuelo” que hicieron aumentar la afición por todo el territorio. El empresario Francisco Guijarro, por la importante afluencia de bañistas que venían a Águilas, consideró las posibilidades que esto tenía. Iniciará las diligencias necesarias para poner una plaza en 1935. El espacio elegido estaba dentro del límite del puerto, teniendo que obtener la licencia oportuna por parte de la compañía propietaria. Hubo también que negociarse con el ayuntamiento el impuesto sobre fiestas taurinas. Esta ocupaba el espacio actual donde se ubica la Plaza de Alfonso Escámez. Un periodista de “La Voz” escribió de esta que “era un edificio de madera parecido a un tiovivo de tena”. La plaza será además un cinematógrafo, empezando a levantarse en el mes de junio. El mes de agosto será cuando tenga lugar la presentación por haber más visitantes apuntando el periodista de “El Tiempo”, Agustín Muñoz, el enorme interés despertado.

El Tiempo 25/7/1935

Hay mucha espectación por la corrida de inauguración de la plaza de toros estando ya apartados los toros que han de ser muertos por el Niño del Matadero y Pedro Barrera, el día 4 del próximo agosto. También se celebrará una o dos becerradas benéficas para las que hay mucha animación y en cuyos días la plaza presentará un animadísimo aspecto por los proyectos que hay en perspectiva y que en su día serán una realidad.

La primera tarde toreó el gaditano Niño de la venta y el caravaqueño Pedro Barrera, con ganadería José Ruiz Dayesten de Nerpio. Habrá aficionados que se desplazarán desde otros pueblos cercanos como Caravava, Lorca y Totana. La banda de música estará en la presentación, amenizando el evento. El segundo festejo taurino tendrá un carácter humorístico con los Charlots cartageneros y la torera Carmen Marín. El diario “Tiempo” apuntaba “Aunque esta artista del toreo se ve que ejecuta algunas suertes con limpieza, en cuanto llega a la muleta se descubre demasiado, sufriendo coladas que cuando se las vea con toros de más cuidado puede sufrir algún percance serio”. En la quinta las reses serán del Marqués de Villagodio, para los novilleros Gitanillo de Camas y Rayito. Para el séptimo festejo, que será el último, estuvo como rejoneador el almeriense Fermín Cañadas, José Canet de matador y Francisco Espinosa como novillero con toros de Carmen Garrido de la Carolina. La temporada se prolongará hasta septiembre, haciendo desde la prensa un resumen positivo en estos términos.

Tiempo 12/9/1935

Ha finalizado la temporada. Veintiocho toros han desfilado por este ruedo que para empezar no ha sido mala la temporada. Esto demuestra que el público de Águilas siempre responde y que el negocio de las picas de toros en la temporada veraniega, es un hecho.

El número de encierros realizados ese año será el más elevado de la historia taurina de Águilas. Indicar, como curiosidad, que hubo una novillada de aficionados donde participó el aguileño Lucas López Guarao, quien había toreado a finales del Siglo XIX en el antiguo Teatro Circo, reapareciendo después de treinta años de cara al público. Debido a la buena aceptación que logró, el año siguiente será el empresario Vicente Peñuela Ferrer el interesado en montar una plaza. Esta tendrá, frente a las anteriores, una enorme solidez, siendo obra del recordado calafate local Miguel Navarro Navarro. Igual que la anterior, el lugar para levantarla será la actual Plaza de Alfonso Escámez. Para el mes de junio estaba terminada, tomándola en arriendo por dos años el matador, entonces retirado, Serafín Vigiola “Torquito”. La primera anunciada sería para finales de julio, cuando se había producido la sublevación militar. No parecía que en un principio esta afectara la normalidad de la población, que continuó adelante con los preparativos.

Tiempo 21/7/1936

Con gran expectación es esperada la corrida de toros organizada a beneficio del Hospital, del Asilo y del Comedor Popular.

El cartel lo forman Torquito, Niño de la Palma, Fuentes Bejarano y Pepe Amorós, y los toros que habrán de lidiarse pertenecen al Conde de Casal (antes Parlade).

La corrida será presidida por encantadoras señoritas de la localidad.

La Compañía de Lorca ha organizado trenes especiales para el día de la corrida.

Igualmente, otro destacado medio regional de la época comentaba el interés.

El Liberal 19/7/1936

Ya están anunciados los trenes especiales de Lorca, y nos aseguran que la Peña Mariano de Murcia ha pedido le reserven mil localidades.

Todo hace esperar una buena tarde de toros y una magnifica recaudación para el establecimiento en cuyo beneficio se organiza,

Había otras dos programadas para agosto; una de Enriqueta y Amalia Almenara, las conocidas como “Hermanas Palmeño”, y otra de Manuel Fuentes Bejarano y Manuel Perea “Boni”, pero estas parece ser que no llegarán al final a realizarse. La posición de retaguardia que tenía la población permitió, al principio, poder mantener algunos entretenimientos, haciendo olvidar por un momento la situación. En junio de 1937, en plena guerra civil, el Sindicato de Dependientes de Comercio y Oficinas, establecido en Águilas, organizó una corrida con la intención de recaudar dinero para la causa republicana. Los becerros eran de José Ruiz Deyesten, siendo los toreros Antonio Núñez “El Alhameño” y Pascual Madrid, completando la cuadrilla los banderilleros Pepe Triviño y Luis Mera. Habrá una enorme asistencia al evento.

El Liberal 8/6/1937

Se ha celebrado una becerrada que ha tenido caracteres de acontecimiento, pues ha sido en el orden artístico y en el financiero un éxito para toreros y organizadores.

No se realizarán más por el recrudecimiento de la contienda, produciéndose el año siguiente bombardeos sobre la población civil que acabarán con los divertimentos. Una vez terminado el conflicto da inicio la dictadura franquista, donde los toros tendrán una importante relevancia, siendo asociado como símbolo propio además de un medio de recreo que se hacía necesario en un país anímicamente hundido. En Águilas, en el mes de agosto, se celebrarán dos novilladas con esta intención.

Línea 18/8/1939

La novillada celebrada por la tarde estuvo muy animada, luciendo las muchachas la clásica mantilla., El espectáculo adoleció de interés, por lo que omitimos la reseña. La empresa ofreció una cosa y resulto otra.

 Para el domingo se anunció otro festejo taurino.

La plaza de toros se cerrará poco después. El país se encontraba en un momento de enorme miseria con la nación devastada. En los años cuarenta, cuando acaba la guerra mundial, habrá una lenta recuperación de la normalidad, habiendo de nuevo festejos en el verano. Es entonces cuando se levanta la plaza en un momento en que el toreo contaba con Manuel Laureano “Manolete”, uno de sus principales mitos. La casualidad hará que esta se estrene en agosto de 1947, cuando se produce la muerte del diestro. El lugar donde se emplazó es donde se encuentra la actual plaza de Antonio Cortijos. La construcción era de madera, teniendo un ruedo de treinta y dos metros de diámetro. En cuanto a la capacidad que presentaba, estaba sobre las mil quinientas localidades, presentando el tendido diez filas de asientos de madera corridos para los asistentes. Lo mismo que las anteriores que hubo, será un cine, siendo esa su principal actividad. Un interesante comentario en prensa destaca la escasa tradición taurina del pueblo.

Línea 31/7/1947

Como en Águilas son totalmente desconocidos los novilleros porque este público solo asiste a las corridas de importancia que se dan en las ferias de Lorca y Murcia, espera que la labor de estos los satisfaga, para seguir acudiendo a presenciar estos espectáculos y no de el bandazo hacia el campo del Rubial a ver los partidos de futbol, que es lo que les apasiona más por la costumbre.

Habrá hasta un total de cinco festejos taurinos que se organizaron para ese verano. En el primero hubo novillos de Francisca Marín, siendo los diestros Paquito Navarro y Antonio Sánchez “Niño de Caravaca”. Para la segunda tarde, los matadores fueron Vicente Gómez y Pedrín Moreno con reses de Roberto Tato de Salamanca, siendo celebrada en la Virgen de Agosto, lo que después se convertirá en una tradición. De esta manera, el año siguiente en esa misma fecha, con ganado de Adolfo Avilés torearon los matadores Manuel Marques “Posadero” y Octavio Martínez “Nacional”. El contar con un coso taurino no supondrá que se celebren corridas todos los años, habiendo algunos periodos sin realizarse festejos. El primero será entre 1949-1953. Luego se recuperarán por dos años. La vuelta a los espectáculos taurinos será en 1954 con el alicantino “Platerito” y el murciano Domingo España, siendo las reses de Adolfo Avilés. Para el año 1955 se optó por celebrar una corrida entre varios diestros que disputarán un premio taurino denominado la “Oreja de Plata”. El ganado perteneció a Isidro Ortuño de Salamanca, toreando Pepe Castillo, Juanito Sánchez, Joselito Jiménez y Antonio “Maera” que será el que obtenga el galardón. Los últimos años de la plaza (1956-1958) funcionara solamente siendo un cine. La apertura del Gran Cinema supuso el cierre definitivo del coso taurino aguileño.

 

 Línea 11/8/1958

Ha sido derruida la plaza de toros, sobre cuyo solar s6 construirá un parque infantil que seguramente será inaugurado en agosto próximo.

No habrá más festejos taurinos durante más de una década. En 1967 aparecerá la noticia de que Manuel Benítez “el Cordobés” estaba interesado en poner una para lo que se miraron terrenos para hacerla. Nuevamente, en 1969 la prensa apuntaba que estaba previsto montar dos plazas, siendo una la de los toreros Manuel Benítez y Palomo Linares, aunque ninguna se materializará. Los toros volverán de nuevo en 1970 con dos encierros en una plaza instalada en la carretera de Lorca, donde hubo novillos de Antonio de la Cova con faena a cargo del colombiano Pedro Castañeda, del vallisoletano Juan Carlos Castro “Luguillano Chico” y el murciano Navarro Orenes. Por esta época tendremos al primer torero profesional que hubo en Águilas, Vicente Cano “Morenito de Águilas”. Era descendiente del espada Enrique Cano. La carrera la realizo de 1969-1974, teniendo su primera corrida en Lorca. En ese espacio tendrá dos cogidas importantes, una en Murcia (1970) y la otra en Olmedo en Valladolid (1971) de consideración. De las principales faenas realizadas destacaron: Huercal Overa (1970) donde cortó las cuatro orejas y rabo (1970) y Águilas con dos orejas y el rabo (1971).

Los años setenta es una indudable década taurina en Águilas. Habrá reses en 1971 para los matadores Luis Sánchez “Guerrita”, Antonio Giner y Vicente Cano con toros de Tomas Sánchez Cajo. Después de dos años en blanco, en 1974 hubo novillos para los toreros Enrique Maciel y Curro-Vélez, instalándose la plaza en la inmediación del Campo del Rubial. Los años posteriores este será el espacio elegido. Para 1975 los espadas son Ángel Peralta y José Samuel Lupi. La faena de 1976 corresponderá a Antonio Arroyo “Almagreño” y Miguel Alfonso “Rodríguez”. Para el año 1979 fueron   dos encierros con toros de Jiménez Prieto de Sevilla. El primero de categoría donde torearon Juan Antonio Ruiz “Espartaco”, Luis Reina y Pepín Jiménez. La segunda tarde en el ruedo estuvieron Manuel Balsalobre, Pepín Jiménez y Domingo Castillo. Un tercero tendrá lugar con Joaquín Alonso “Quinito”, Fernando Garro, Fernando Pérez “Narro de la Vía” y Narciso Arcas “El Rubio” con un trofeo para el triunfador. Desde entonces habrá plaza solo algunos años. En 1980 hubo un importante festejo taurino en la Plaza del Rubial, con ganadería de García Martin, donde participaron los maestros José Cubero “El Yiyo”, muerto después por una cornada, y Pepín Jiménez, siendo rejoneador Joao Moura. Otro encierro destacado será en 1987 con Antonio Mondejar, Domingo García “Dominguín” y Ricardo Sevilla “Chicuelo de Albacete” en la plaza instalada en Rubial con toros de Ángel López de Pablo. El crecimiento que tendrá esta zona hará que las plazas desde entonces se pongan en el barrio de los Pescadores. En 1992 se vestirán de luces Palomo Linares, Pepín Jiménez y Ramón Mateo “Morita” con sus cuadrillas respectivas, siendo los novillos de Palomo Linares. Estos suponen los más importantes que se han celebrado durante los últimos años. La implantación de una conciencia contra el maltrato animal a lo que une la escasa relevancia que ha tenido a nivel cultural los toros en la población, habiendo optado por otras aficiones, hace que Águilas no disponga de plaza, siendo los encierros poco habituales, desplazándose los interesados hasta ciudades cercanas a verlos como en el pasado, quedando claro que los toros nunca fueron aquí una prioridad.

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