22/09/2018

La Plaza del Caño: un símbolo de la historia de Águilas a la espera de su recuperación

Compartir en Facebook Compartir en Twitter

Águilas, pese a ser una población moderna nacida al amparo de las ideas ilustradas, no ha demostrado tener la suficiente conciencia en cuanto a la conservación de su patrimonio, habiendo desaparecido importantes elementos de valor histórico de la localidad como, por ejemplo, el acueducto de los arcos, la antigua pescadería de Poniente, el cocherón del Puerto, el antiguo faro de Punta Negra, el almacén de Balaguer, la Posada Real o el Salón Ideal, entre otros. No obstante, sí debe destacarse, de todas las pérdidas producidas, una por encima del resto: la desaparición de la Fuente del Oro o del Caño, dadas las circunstancias especiales en que tuvo lugar.

La fuente era un importante elemento por su valor artístico, obra del arquitecto de la corte Juan de Villanueva, autor del museo del Prado. Fue un regalo que  el monarca Carlos III hizo al pueblo de Águilas. La inscripción con que contaba se hizo en castellano y no en latín, por consejo del conde de Floridablanca, con el fin de hacerla comprensible a los habitantes de Águilas. Su texto era el siguiente:

A los moradores de Águilas.

A los Navegantes y Comerciantes pasajeros.

Dedica Beneficio Carlos III de Borbón Rey de España.

Repoblador de Este Puerto este Aqueducto y Fuente

el Año 1787

La fuente traía el agua para abastecer al pueblo desde Tébar. La conducción llegaba hasta los Arcos por un acueducto que salvaba el desnivel hasta llegar a la fuente. Los nombres de las calles Cañería Alta y Cañería Baja tendrían su origen ahí. El proyecto de conducción fue obra de Jerónimo Martínez de Lara.  La fábrica, de sillares de piedra, probablemente reutilizaba material de antiguos edificios romanos, que habían aparecido al realizarse el trazado de la población. El agua era de buena calidad y brotaba de cuatro caños de bronce, decorados con cabezas de león,  a los que se le añadieron dos más en el siglo XIX. Los vecinos iban al lugar con sus cántaros para recoger agua. También los aguadores se aprovisionaban en ella. El nombre de calle de los Carros, la actual Becerra, se explica porque era el lugar donde los aguadores esperaban para rellenar los cántaros que luego vendían por el pueblo. El precio que tenía este servicio a mediados del SIglo XX era de una peseta. Los cántaros se trasladaban en carretones de mano con entre tres y seis cantaros o tinajas. Se empleaban, también, burros y carros que recorrían los distintos barrios. Hasta la década de 1970 se realizó esta actividad que surtía de agua a las viviendas más humildes. Los barcos que llegaban al puerto hacían también en la fuente del Caño su aguada por la calidad que tenía su agua. Pascual Madoz en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar (1845) indicaba acerca de esta que “hay una fuente abundantísima de seis caños, que nunca se disminuye, y el agua, que es de la mejor calidad, tiene la ventaja de no marearse en los buques”. La plaza frente a la fuente tenía también un abrevadero e igualmente las mujeres iban al lugar a lavar la ropa.

El servicio de abastecimiento público de agua se fue normalizando desde mediados del siglo XX, disponiendo los principales barrios de esta prestación, por lo que la fuente de Villanueva perdió su utilidad. La población, igualmente, fue creciendo hasta hacer necesario redactar un nuevo Plan General de Ordenación Urbana, iniciado en 1967. En aquel momento Águilas tenía un problema con las comunicaciones telefónicas, necesitando un local adecuado para las mismas por el desarrollo turístico que se estaba produciendo. Esta necesidad hizo pensar que la plaza de la fuente sería un lugar idóneo por su carácter céntrico. No se tuvo en cuenta el valor histórico- artístico de la fuente, pese a que el Plan General  de Ordenación Urbana tenía un apartado de edificios públicos y privados de esta categoría. El Pleno municipal aprobó la desafección de la Plaza para su conversión en “bien de propios”, en enero de 1968, un mes después de abordarse el Plan General Urbano. La decisión fue tomada unánimemente por la corporación, presidida por Emilio Landaburu.

Acta Municipal de 1 de Febrero de 1968

El Sr alcalde da cuenta de que en la sesión celebrada por la Comisión Permanente, y a resultas de lo que el asunto resolviese el Pleno de la Corporación, se había acordado iniciar el expediente de desafectación de la Plaza del Caño de esta Villa en una superficie de doscientos noventa y seis metros, en la forma señalada en el plano y actuaciones que obran en el citado expediente, teniendo en cuenta que cumpliría mejor su finalidad como solar de propios que con su actual destino

Y el ayuntamiento acuerda, por unanimidad, mostrarse conforme con la iniciación de dicho expediente.

Transcurrido el plazo de reclamaciones sin haberse recibido ninguna, el lugar dejó de ser definitivamente una plaza entendida como bien de uso público, pasando a considerarse la parte desafectada como solar.

Acta municipal de 22 de Abril de 1968

Se da cuenta que durante el plazo de información publica no se ha presentado ninguna reclamación y observación en el expediente de desafectación de la llamada Plaza del Caño de esta Villa, en una superficie de 296 metros, en la forma que se determina en el plano que consta en las actuaciones promovidas

Y el Ayuntamiento, por unanimidad de los señores asistentes, constitutiva del quorum legal, acuerda:

1º Alterar la calificación Jurídica de la Plaza del Caño de esta Villa en una superficie de 296 metros, en la forma prevista en el plano unido a expediente, la cual dejara de ser por este acuerdo, bien de uso público, y convertida en bien de propios

Considerar la parte desafectada como un solar de las siguientes características:

Solar sito en la calle de Espartero de esta Villa, con la que linda en una longitud de 12,15 metros; derecha entrando, calle sin salida, en una longitud de 20,80 metros; espalda, calle de Cañería Alta, en una longitud de 15,10 metros; e izquierda, calle de Escalera, en una longitud de 22,55 metros.

3º Incluir dicho solar en el inventario de bienes municipales

La venta del solar, que había pasado a ser municipal para poder destinarse a un servicio público, se hará directamente evitando la subasta que podría provocar la adquisición por un particular. El precio estipulado seria de seiscientas pesetas el metro cuadrado por lo que la venta  quedara cerrada por un total de 135000 pesetas según refiere la escritura

Acta Municipal 1 de Julio de 1968

Se da lectura a una moción del Presidencia redactada del siguiente modo:

“ Como es sabido,dentro del Patrimonio Municipal, se encuentra incluido un solar situado frente a la calle Sagasta, con fachada principal a la calle de Espartero, fruto de la desafectación parcial de la antigua Plaza del Caño acordada previo expediente tramitado al efecto, en sesión plenaria de veintidós de Abril último, que forma parte, propiamente del Patrimonio Municipal del Suelo, unas de cuyas finalidades es la de destinar los inmuebles en el incluidos a fines de servicio publico

Por otra parte y desde hace tiempo, tiene Águilas planteado el problema de contar con un Centro Telefónico automático que no es preciso resaltar los beneficios que traería a la población al facilitar sus comunicaciones urbanas e interurbanas, especialmente ahora que el desarrollo turístico de la Villa es una realidad.

A este fin, la Compañía Telefónica Nacional de España se ha dirigido a la Alcaldía en ocasiones diversas interesando un solar para la construcción del edificio en que habría de establecerse dicho Centro, creyendo que el lugar apropiado es el del solar que se cita ya que por su ubicación cumpliría sus objetivos adecuadamente.

A tal finalidad y teniendo noticias de que el programa de instalación de los referidos Centros está terminando de prepararse por la Compañía Telefónica Nacional de España y que si en breve plazo no se facilita solar,  perderá Águilas la oportunidad de contar con el repetido Centro en un largo plazo, propone a la corporación que el referido solar sea vendido a la Entidad de referencia de modo directo al amparo del artº 155.1 de la ley sobre Régimen del Suelo y Ordenación Urbana, por reunir esta compra- venta los requisitos exigidos en tal precepto, habida cuenta de su objeto, pues de iniciar el trámite de subasta pública, que es el ordinario para la venta de bienes municipales, habría que adjudicar el inmueble al mejor postor y los propósitos municipales no se cumplirían.

Seguidamente se dio lectura del informe del Aparejador  Municipal según el cual el precio por metro cuadrado es de seiscientas pesetas, teniendo el solar una extensión de doscientos noventa y seis metros cuadrados con ochenta centímetros.

Y el Ayuntamiento por unanimidad de los señores asistentes, constitutiva de quorum establecido en el artº 303 dela ley de Régimen Local y considerando de aplicación a este caso lo prescrito en el artº 155.1 de la ley del Suelo, acuerda vender directamente a la Compañía Telefónica Nacional de España, al precio de seiscientas pesetas metro cuadrado, el solar siguiente:

“Solar sito en la calle de Espartero de esta Villa, con la que linda en una longitud de 12,15 metros; derecha entrando, calle sin salida, en una longitud de 20,80 metros; espalda, calle de Cañería Alta, en una longitud de 15,10 metros; e izquierda, calle de Escaleras, en una longitud de 22,55 metros

También se acuerda por unanimidad autorizar al Sr Alcalde para que en nombre de la Corporación otorgue la oportuna escritura pública de compra-venta del citado solar.

Y no habiendo otros asuntos de que tratar, el Sr Presidente levanto la sesión siendo las veintidós horas y quince minutos del dial al comienzo reseñado,de la que se extiende la presente acta que firman todos los señores asistentes, conmigo el Secretario, que firma, que doy fe”

Superados los distintos trámites legales, se inició la construcción del edificio de Telefónica que fue inaugurado el 31 de agosto de 1971. El pueblo de Águilas perdió un elemento singular de la historia local a cambio de un servicio que, ciertamente, necesitaba, pero enmarcado en un claro ejercicio propio del “despotismo ilustrado”, que privatizaba un espacio hasta entonces público. Sorprendentemente, la centralita no estuvo en funcionamiento más que unos meses.

Las autoridades, ahora, coincidiendo con la renovación del sistema telefónico, deberían de iniciar las diligencias para recuperar este lugar, revirtiendo la acción realizada en 1971, con el fin de darle una función que permita el disfrute público y genere atracción turística. Algunos testimonios inciden en que la fuente se mantiene en el lugar, por lo que con voluntad política podría resolverse esta deuda pendiente con la historia de nuestro pueblo.

 

VOLVER A ARTÍCULOS