30/01/2022

Las antiguas casas de lenocinio en Águilas

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Desde la antigüedad, la prostitución ha estado presente en la sociedad. En Mesopotamia ya aparecía regulada esta práctica. Las prostitutas de la antigua Grecia eran obligadas a vestir de una forma determinada para poder ser reconocidas. Durante el Imperio Romano estaba presente en numerosos ámbitos cotidianos. En algunos templos eran las propias sacerdotisas las que ejercían de prostitutas, con precios más económicos, con fines sociales. Uno de los escenarios donde se realizaba era en las termas. La ciudad romana de la Águilas actual contaba con dos de estas instalaciones; las Occidentales del Siglo I d.c. y las Orientales del Siglo II d.c donde podría haberse realizado. Entre los restos materiales que han aparecido en el casco urbano puede citarse un fragmento cerámico con una escena de un sátiro y una ménade en actitud sexual del Siglo I-II d.c, un mango de cuchillo de navaja de hueso que representa un falo erecto del Siglo III- IV d.c., una cazuela con representación en la base de un atributo masculino del Siglo III d.c. y un amuleto fálico doble propio del culto a Príapo del Siglo IV d.c que nos demuestran la importancia que ocupaba la pornografía en esta cultura.

En la Edad Media será una actividad condenada y perseguida por su inmoralidad y considerada pecado por la Inquisición. Durante la Edad Moderna empezará de nuevo la asimilación con la creación de mancebías en las afueras de las ciudades. Estas intentarán ser prohibidas por Felipe IV, mediante pragmáticas reales, no teniendo resultado. La iglesia, en este sentido, hará que en determinadas fechas no pudieran mantenerse relaciones. Lorca tenía la mancebía junto a la puerta de Nogalte. El estado en que se encontraba hacía que las trabajadoras prefirieran estar en la calle. En 1553, el concejo ordenará la construcción de una nueva. En el caso de Águilas, el abandono del enclave romano el Siglo VI d.c, al desaparecer el comercio, supondrá un vacío poblacional que se prolongará en el tiempo al convertirse en la Edad Media en una marca fronteriza con la ocupación castellana del territorio en el Siglo XIII. Los posteriores ataques de la piratería norteafricana, en los Siglos XVI-XVIII, impedirá ningún tipo de poblamiento del lugar. 

En el Siglo XVIII se abordará la cuestión como un problema sanitario que debía eliminarse, no pudiendo tampoco solucionarse. La Águilas moderna será fundada en este periodo. No parece que, en un principio, por la escasa entidad de la población, pudiera tener importancia, controlándose cualquier muestra de esta naturaleza. En este sentido, en 1777 se producirá una denuncia contra Nicolás Antiza, aduanero del puerto de Águilas, del Tribunal del Santo oficio de Murcia por “un librito que se componía…. de ocho hojas que eran ocho láminas pintadas en vidrio y en cada una de ellas un hombre tratando ilícitamente con una mujer… que se lo había dado un capitán inglés que había arribado a aquel puerto… y las ocho láminas indicaban los ocho géneros que había en la China de cohabitar el hombre con la mujer”. El hecho será certificado por varios testigos con declaraciones que aportaron nuevos detalles sobre la posesión del acusado de obras de contenido obsceno. En este sentido, Mateo Fortún, de 45 años y de oficio labrador, respondió “estando un día por el mes de abril en el puerto de Águilas con Don Juan Potus le manifestó este un libro que dijo ser de Don Nicolás Antiza en idioma francés y que contenía asuntos muy torpes y escandalosos, pues habiendo comenzado a leer encontró el caso de una niña de seis años a quien otra mujer mayor de edad estaba instruyendo e imponiendo para acciones torpes y libinodosas”. El auto dirá “que, posteriormente, habiendo encontrado el declarante en el puerto a Don Juan Pablo Casauz que venía de la casa del reo demudado de color y como escandalizado, le preguntó el declarante si había visto unas siete u ocho láminas que tenía Don Nicolás muy lascivas y en actual postura de actos torpes” añadiéndose “que sabe también que el reo tiene muchos libros de historia en diversas lenguas que contiene según se dice de notorio muchos pasages desonestos, torpes y nada cristianos”.

Los inquisidores trasladarán el hecho al Fiscal eclesiástico, que ordenará el registro de su casa, siendo confiscadas las obras por la autoridad que comprobará su contenido para saber si resultaba inadecuado, deteniéndolo al examinarlas y cumpliendo condena.

En la primera mitad del Siglo XIX, se produce un incremento de la actividad comercial del puerto con el inicio de la actividad minera en la sierra de Almagrera, en 1840. Habrá un importante aumento de población con la instalación de industrias de fundición. Es entonces cuando en la falda del Castillo funcione, en la calle Buen Suceso, la primera mancebía de Águilas por lo que será conocida como la “Calle del Pecado”. Los soldados del castillo eran habituales, pese a tener prohibido abandonar el recinto militar, por lo que se puso una reja para impedir que salieran sin permiso por el acantilado.

En el último cuarto del Siglo XIX, con la construcción del puerto y el ferrocarril, el desarrollo de la población hará que las autoridades regulen el oficio para mantener la moralidad. Las primeras ordenanzas municipales donde aparece la prostitución son en las de 1886.

Art 65: Además de las disposiciones o reglamentos públicos o secretos que estén dictados o se dicten para la prostitución, se prohíbe enérgicamente que las mujeres públicas causen escándalos de ninguna clase con palabras o acciones en calles sitios públicos y que provoquen a los transeúntes.

Iniciado el Siglo XX, Águilas destacará por su actividad social con teatros, casinos, cafés cantantes, salas de juegos, balneario y varias casas de lenocinio, siendo un periodo de relativa permisividad. Había entonces unos cuatro locales de alterne, siendo el más popular el de Dolores Rodríguez “La Gorriona”, en la calle Aguadores. Del resto destacaba por su categoría el de “La Gala”, en la calle Martínez Parra, reservado a personas adineradas, contando con vajilla de plata, una servidumbre que atendía y un cochero en la puerta. Entre su clientela había nombres importantes de otras poblaciones. La Cuesta de Gos, por la importancia de la minería, contaba con numerosas tabernas entre las que estaban la de “la Lebriñana” y “La Mojaquera”, que eran referidas de mala reputación.

Las enfermedades venéreas supondrán un importante problema. El alcalde José Parra Inchaurrandieta, en 1902, aprobó una normativa para intentar prevenir las consecuencias de la prostitución. La apertura del Hospital de Caridad, en 1904, logrará reducir la incidencia. No obstante, las molestias al vecindario por los escándalos que se producían no podrán solucionarse. Unos vecinos de la calle Aguadores, donde estaba el prostíbulo de “La Gorriona”, presentarán en este sentido, en julio de 1904, una denuncia por “los repetidos y frecuentes escándalos que todas las noches se producen en la casa de lenocinio en dicho punto de la población” añadiendo “cuyos poco edificantes espectáculos turban la tranquilidad de vecindario y profanan de una manera descarada la moral pública”.

En este conocido establecimiento había numerosas riñas, produciéndose incluso en una de estas un asesinato. 

El Liberal 21/4/1909

En la casa de lenocinio de Dolores Rodríguez (a) La Gorriona, ocurrió ayer tarde un sangriento suceso del cual resultó muerta una pupila de esta individua, cuyo sobrenombre era “La Pioja”, por un sujeto llamado Francisco Martínez Vidal (a) “Montejano”. De rumor público corren diferentes versiones, sobre los motivos que el agresor tuviera para cometer este crimen.

Las molestias que producían al vecindario estos locales pueden observarse en una noticia.

Vida Aguileña 1/3/1913

En la calle de Jovellanos existen dos casas de lenocinio, ignorándolo nuestras autoridades. Los vecinos de la citada calle se quejan de que viven siempre en constante alarma, por los escándalos consiguientes en las citadas casas. Han roto las bombillas de luz de casi toda la calle con el objeto de evitar que los contertulios o asistentes a esos antros de corrupción sean reconocidos a sus entradas y salidas, como lo serían por los transeúntes estando la calle iluminada.

El mismo diario pedirá que estas desaparezcan por ser casas “no toleradas”, un término que nos indica que en algunos casos eran consentidas cumpliendo unos requisitos. La alcaldía actuará como correspondía, cerrándolas, siendo felicitada por esto desde el medio citado.

En los años treinta, durante la República, será una práctica normalizada. En este sentido, durante las fiestas de Carnaval salían en carrozas, lanzando unos dulces conocidos como “Chochos”. Las zonas donde había casas de citas eran: en la “Cuesta de la Pesquera”, la “Carretera de Vera” en la zona del Charco y en la Calle Aguadores donde estaba la conocida “Gorriona” que tenía entre otras pupilas a “La Primores”. Alrededor de su local aflorarán otras casas particulares donde estaban “La Lirio” con más cache, “La Guapa Canela”, “La Fani” y la “Terremoto” que guardaban una buena relación con la vecindad. El ingenioso Antonio Campos Mula compuso una interesante letra humorística de Murga donde nombraba las principales de la época.

“En la “Cuesta la Pesquera”,                                                                                                                  

“El Charco” y calle Aguadores                                                                                                           

había unas señoras:                                                                                                     

Estaba la “Carmencilla”,                                                                                                     

ramera de profesión                                                                                                                                    

la “Morota” y “Tijoleña”,                                                                                                                       

la “Pura” y tía “Camión”.                                                                                                                        

En la carretera de Vera                                                                                                                 

junto al puente afirmo yo,                                                                                                  

la Pilar y “Cartagenera”,                                                                                                          

dos “leonas” del colchón.                                                                                                  

Eran mujeres muy monas                                                                                                   

y también muy agraciadas,                                                                                  

“Planchadora” y “Gorriona”.                                                                                            

Y en la “Cuesta la Librada”                                                                                                    

si quieres pasar un rato                                                                                                 

ya no hay complicación,                                                                                                      

si tienes buen aparato                                                                                                      

tú serás el campeón”.

Después de la guerra civil, por la nueva moral católica impuesta, la prostitución será condenada moralmente pero no prohibida. En esta época, las autoridades promoverán la desaparición del conocido local de Dolores Rodríguez “La Gorriona”, que era toda una institución en el pueblo. Esta meretriz será recordada dentro del refranero local, diciéndose “Tienes menos poca vergüenza que la Tía Gorriona”.  Una vez cerrada su casa, algunas de sus pupilas se desplazarán a los alrededores de la estación, ejerciendo fiestas los fines de semana. 

Los años siguientes, con la venida de la democracia, la prostitución tendrá más visibilidad, haciéndose en el Puerto de Poniente, que será conocido como “Paseo de la Prostitución” de manera humorística. En la actualidad, con las redes sociales, la captación de clientela se hace en las redes sociales, adaptándose a los tiempos actuales un oficio que se considera como el más antiguo del mundo.

 

Artículo del historiador Pedro Francisco Sánchez Albarracín.

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