17/05/2020

Las victimas aguileñas en la terrible matanza de jornaleros españoles en los campos argelinos de Saida (1881)

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La zona de Argelia centro- occidental, desde la antigüedad, ha tenido un importante vínculo histórico con España. Los Reyes Católicos aspiraban a restaurar la Hispania Tranfetana al otro lado del estrecho. Iniciado el Siglo XVI, la corona de Castilla ocupará los principales enclaves costeros norteafricano (Mazalquivir, Oran, Bujía y Trípoli). Durante los dos siglos siguientes, esta presencia se prolongará de una manera irregular en las plazas principales de soberanía. El resto del territorio argelino estuvo dominado por el imperio otomano hasta el Siglo XIX, cuando Francia inició su conquista, no habiendo podido dominar las distintas cabilas que lo habitaban. Las tribus árabes del sur se rebelarán contra el control de los franceses en 1864, siendo derrotadas. El descontento contra el dominio francés aumentó desde entonces, cristalizando en un movimiento hostil dirigido por Muhammad el Arbid, más conocido por Bu –Amana, que tendrá su culminación durante los incidentes de 1881.

En Argel no se prestó al principio demasiada atención a los avisos de un levantamiento, pero ante las pruebas inequívocas se dispuso el arresto de su líder. El 22 de abril se iniciaban las revueltas cuando un oficial iba a cumplir la orden de detención, siendo asesinado con su escolta. Esta fue la señal, uniéndose las cabilas de Trafis, Amur, Cherfa y Beni Guil, hasta entonces leales a Francia, produciéndose diversas escaramuzas y enfrentamientos entre los seguidores de Bou -Amana y tropas francesas que acabaron retrocediendo, por lo que un amplio territorio quedó en manos insurgentes. En sus incursiones llegará incluso a Geryville, donde se encontraban acantonadas parte de las tropas francesas.  La rebelión no tardará en extenderse por toda la región, intentando detenerse a su caudillo. Este burlará a sus perseguidores adelantándose a sus movimientos. El día 10 de junio ocupaba la población de Frandah. Las autoridades francesas ordenarán a los hombres de la reserva de Saida que acudieran a sus cuarteles para tomar fusiles y prepararse para un posible ataque. 

Por aquel momento había una importante presencia de temporeros españoles ocupados en la recogida de esparto en el monte. El impedimento por parte de España hasta mediados del Siglo XIX para que sus nacionales pasaran a las antiguas posesiones americanas, convirtió esta colonia francesa en destino predilecto de le emigración española en las periódicas carestías que se sucedían. Los representantes de la Compañía Franco-Algerienne habían contratado para la campaña de 1881 numerosos braceros de la zona de Levante de Almería, Murcia y Alicante, por su eficiencia para este tipo de trabajo, al que estaban acostumbrados. Las facilidades de desplazarse desde Águilas, por haber una línea marítima directa con Orán, unido a la cercanía del destino motivó que también marcharan aguileños buscando una oportunidad. Les habían ofrecido unas buenas condiciones de salario, además de pasaje gratis para ellos y sus familias y anticipos económicos. Incluso dispondrán de prófugos y desertores por la necesidad de mano de obra. Nada de esto ocurrirá, incumpliendo con sus promesas los empresarios. Una vez en Argelia se les cobró el pasaje, recibiendo pese a lo acordado un sueldo de entre 6 y 7 francos diarios. Los dejarán aislados en poblados de barracones, en campos de trabajos en los espartizales, rodeados del desierto, a una distancia de entre 15 a 40 km de la pequeña población de Saida, no teniendo cómo desplazarse de ninguna manera. El único comercio que estaba permitido comprar era el economato de la empresa, por lo que no tenían más remedio que permanecer en el lugar. Del mismo modo, no serán advertidos tampoco de la inestabilidad que por entonces atravesaba la región.   

Las autoridades avisarán a los propietarios de la compañía, por la cercanía de las cabilas rebeldes, para que refugiaran a sus empleados en Saida, pero no lo harán. Lo que entonces sucederá será una enorme matanza. El sábado día 11 de junio, Bou-Amana tomó Khalfalah dando muerte a los jornaleros que estaban trabajando en ese momento en los atochales.  Las hordas compuestas por 4000 jinetes y 9000 infantes actuarán con enorme furia contra   los colonos, que intentarán defenderse con aperos agrícolas (hoces, guadañas, navajas), palos y piedras, no pudiendo impedir que muchos fueran pasados a cuchillo y otros llevados como rehenes con sus familias, siendo arrasadas, quemadas y saqueadas las propiedades y violadas las mujeres y niñas. El primero en ser atacado fue el chantier de Mariano Campillo, que sería el más perjudicado y donde mayores atrocidades se cometieron, siendo asesinados 190 emigrantes españoles en aquella trágica fecha. Los desaparecidos serán innumerables. Las acciones continuarán el día 12 por la tarde, asaltando la finca de Manuel Fuentes, donde serán asesinados 70 agricultores, además descuartizarán más de cincuenta mulas y quemarán doce carros. En el asalto, Rafael Pardo, encargado del almacén de comestibles, pudo hacerles frente con algunos hombres porque disponía de armas, pese a que lo tenían prohibido. El pánico cundirá en otros campos de la comarca (Mascara, Marhion, Terminus, Ain L`Hadjar, Amel-adjor), que al conocer lo ocurrido acudirán a refugiarse a las ciudades cercanas. Los insurrectos, durante esos días capturarán 600 rehenes que esperaban un futuro incierto. Las haciendas devastadas albergaban en aquellos momentos un total de 1300 personas. 

Las pérdidas económicas por otro lado serán cuantiosas, valoradas en 500.000 francos, quemándose 100.000 quintales de esparto. La noticia no llegará a Orán hasta dos días después, con los primeros refugiados que alcanzarán Saida y Sidi Abni Albes. El número final será de cuatrocientos´. Estaban hambrientos, habiendo pasado cuantiosas penalidades después de tres días por el desierto, mujeres y niños daban lastimosos llantos. La iglesia de Saida y las casas particulares los albergaron. Hubo que habilitar incluso tiendas de campaña por no tener espacio el hospital para atender a los heridos. El cónsul español que se ocupó de todo informará al Ministerio de Estado, dándose a conocer la noticia en España el día 18 de junio. La prensa, en un principio solo apuntaba pequeños indicios acerca de la matanza.

El Imparcial 18/6/1881

Un grupo de ginetes rebeldes invadieron las plantaciones de alfa cerca de Saida.

 Los colonos españoles que cuidaban de aquellas fincas se refugiaron en Saida.

Corre el rumor de que algunos de estos españoles fueron villanamente asesinados por los moros

La información se ampliará los días posteriores, conociéndose la verdad del terrible suceso. No se comentará en ningún momento en la prensa murciana de la presencia de víctimas de la región, omitiendo el dato, contrastando con la almeriense que ofrecerá una cobertura total. El cónsul se ocupará de los supervivientes. Hizo socorrer a los afectados, facilitándoles medios para regresar a casa. Más de mil ciudadanos españoles sin recursos pedían ser devueltos. Los hechos causarán una honda impresión en la opinión pública. La prensa peninsular criticó duramente al gobierno por la situación desvalida de los emigrados. El periódico “El Imparcial” inició una suscripción popular para los damnificados que tendrá una importante repercusión. De las distintas donaciones efectuadas destacará la del Banco de España con 25.000 pesetas. Entre los lotes que se entregaron pueden verse diversos días algunos que recibirán aguileños.

Nombres de aguileños en los donativos que se entregaron

22 de Julio: Francisco Pelegrín Díaz, su mujer y cinco hijos, de Águilas, 200 reales. Francisco Díaz García, su mujer y cuatro hijos, de Águilas, 180 reales.

28 de Julio Ana Carvajal, de Águilas, procedente da Saida, con cinco hijos. Han asesinado a su marido e ignora el paradero da un hijo, 300 reales.

5 de Agosto: Francisco Díaz, María Cabrera. Manuel Diez, Francisco Diez y Francisca Diez, de Águilas (Almería) billete de vuelta.

 8 de Septiembre: Juana Díaz, de Águilas, y sus hijos Tomás y Francisco Sánchez, viuda 400 reales. Juliana López Rodríguez, viuda de Águilas, con tres hijos menores 500 reales. Amalia Rivas y una niña de pecho, de Águilas, viuda 400 reales. Ana Carvajal, de Águilas, procedente de Saida con cinco hijos, asesinado su marido. Ignora el paradero de un hijo; por haber sido socorrida ya por EL IMPARCIAL en Almería con 300 reales se le entrega ahora igual cantidad.

Madrid dará aviso a los gobernadores de las provincias del sur para que se ocuparan de los repatriados. Las diversas navieras que operaban en la zona serán las encargadas de traerlos. Las gestiones serían realizadas por el gobierno, que será el encargado de contratar los vapores. Algunos pasarán a la península en pequeñas embarcaciones pesqueras, no queriendo esperar. El 20 de junio llegaban los primeros 350 repatriados a Almería, a bordo del vapor Numancia, trasladados gratis por la empresa consignataria. En el puerto se les repartirá pan y bacalao. El día 24 de junio el vapor Victoria arribaba a Almería, procedente de Orán, con otros 425 pasajeros empleados de Campillo y Fuentes. En ese momento se hablaba de 1200 víctimas. La prensa, con la llegada de esta embarcación recogerá algunos testimonios espeluznantes.

Correspondencia Ilustrada 27/1/1881

A una mujer embarazada de ocho meses la abrieron en canal, despedazando al hijo de sus entrañas, y colocándolo después a guisa de almohada de la madre. Con algunas doncellas han cometido tales atrocidades después de violarlas, que no nos sentiríamos con fuerzas para referirlas, aunque el pudor nos lo permitiese. A muchos de nuestros compatriotas les han sacado las uñas a pedazos, cortado los labios, las narices, párpados y orejas, y sólo les han dado muerte después de mutilados tan bárbaramente. Una infeliz anciana de 80 años ha visto martirizar de este modo a su marido, su hija y su nieto. A muchos han dejado con vida después de sacarles los ojos con las puntas de las gumias o con clavos arrancados a las paredes de sus propias viviendas, y no acabaríamos nunca si quisiéramos tan sólo enumerar los diversos géneros de tormento ensayados en los desgraciados españoles residentes en la provincia de Orán.

Una de las crónicas recogerá la historia acerca de lo que aconteció a una familia de Águilas

El Demócrata 10/7/1881

Los heridos que procedentes de le Argelia, se encuentran en aquella capital, se hallan en un estado relativamente satisfactorio. Todos se quejan del mal trato que han recibido en los hospitales de Saida y de Oran, donde según dicen, descuidaban bastante su curación. Uno de ellos, llamado Francisco Ortiz, de 47 años de edad, vecino de Águilas, recibió tantos palos de los moros quo lo dejaron por muerto. A un hijo suyo do 18 años le mataron de un tiro cebándose después aquellos cafres, apaleando el cadáver. Al oscurecer, cuando los moros se retiraron, se levantó el pobre padre, besó el cadáver de su hijo y huyó con dirección a Saida, en cuyo hospital se acogió

Los días 26 y 27 desembarcarán en el puerto de Almería, respectivamente, 734 y 577 jornalero hambrientos, llegando al día siguiente otros 747 en los vapores Numancia, Acuña y Victoria. El primero de julio las calles de Orán seguían llenas de almerienses, murcianos y alicantinos a la espera de que un vapor les devolviera a su tierra. Muchos no eran víctimas, aprovechando la situación para poder regresar gratis a la península. Hasta ese momento ya habían partido para España unos 5.400 peninsulares. Las tensiones empezarán a aumentar por querer embarcar. Por otro lado, las relaciones diplomáticas hispano-francesas se volverán tensas al anteponer las autoridades francesas las operaciones militares contra los rebeldes a la seguridad de los braceros españoles. Las indemnizaciones reclamadas por España serán rechazadas desde Francia en un principio, aunque después las aceptarán siempre que los súbditos franceses perjudicados en la Guerra Carlista y la insurrección cantonal fueran también compensados. Igualmente, se dieron a conocer múltiples irregularidades y abusos por parte de la compañía espartera, de la que el gobierno francés no se hizo responsable por ser una empresa privada. No se sabrá el número real de afectados por perderse los registros de la empresa en un oportuno incendio cuando la investigaban. Muchos no estaban inscritos, siendo ilegales. Las negociaciones finalmente establecerán que el estado francés otorgaría 900.000 francos de compensación por las víctimas y el gobierno español dará un crédito de 300.000 francos en concepto de los intereses franceses perjudicados durante nuestras últimas contiendas civiles.

No pararán este tiempo de arribar barcos. El día 4 de julio llegaban a Cartagena 641 colonos y a Alicante otros 102 emigrados. Los retornados a la península ascendían a unos 10.000 a mediados de ese mes. El 14 de julio entraba al puerto de Alicante el Correo de Alicante, con 143 trabajadores que huían de Orán. Casi al tiempo llegaban a Cartagena los vapores Amalia y Numancia, con otros 106 pasajeros y un nuevo barco dejaba en Almería a 205 personas. El goteo de repatriados continuaba el 22 de julio, llegando el Victoria, Acuña y el Vulcano a Almería con 1.120 pasajeros y el Correo de Alicante a dicha ciudad, con otros 360 braceros, mientras que el Besós dejaba a otros 270. A finales de Julio habían vuelto 20.000 personas. Las cifras empezarán a normalizarse volviendo al tráfico habitual que había de pasajeros.

Mientras tanto, las tropas francesas perseguirán a los insurrectos y se enviarán hombres de refuerzo que acabarán con la rebelión derrotando a Bou- Amana, que huira al Sahara, quedando como un recuerdo trágico la sangre de tantos inocentes en los campos de Saida.                            

                           

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